Diálogo político en israel La titular de Exteriores necesita hacer equilibrios para lograr la mayoría absoluta

Tzipi Livni sueña con la calculadora

  • La nueva líder del Kadima intenta alcanzar la mayoría en el Parlamento israelí, para lo que necesita el apoyo de Ehud Barak, líder del Partido Laborista, con el que ha mantenido agrios enfrentamientos

La titular israelí de Exteriores, Tzipi Livni, necesita al líder laborista y ministro de Defensa, Ehud Barak, como piedra angular de su eventual Gobierno para alcanzar la mayoría parlamentaria y no quedar así hipotecada a los intereses de partidos minoritarios.

La ministra, que recibió del presidente del Estado de Israel, Simon Peres, el mandato de formar Gobierno, está desde hace días calculadora en mano, buscando variaciones para superar la barrera de 61 diputados que supone la mayoría absoluta de los 120 que forman la Kneset, el parlamento israelí.

La matemática básica dicta que de los trece grupos parlamentarios, sin los 19 diputados laboristas, las posibilidades de Livni de formar un Ejecutivo son ínfimas, por no decir nulas.

Ésa es la razón por la que ofreció a Barak, en una entrevista nocturna y retrasada por él en varias ocasiones, una "asociación plena" en el nuevo Gobierno, informó el diario Haaretz.

Una propuesta con la que la ministra busca distender las tensas relaciones con su colega de Defensa, que tantos titulares han dado a la prensa el último año.

Como aspirantes naturales a primer ministro, ambos se han vapuleado mutuamente en los medios de comunicación, hasta tener que recordar los asesores de Barak que "Livni olvida quién la ha puesto al frente del Kadima" al forzar las primarias de la semana pasada, en las que resultó vencedora como nueva líder de este partido centrista.

Y como en la política la memoria es tan corta o larga como lo exijan las circunstancias, Livni ordenó a sus asesores que por el momento, dejen de atacar en público a su rival.

Pero lo que ha causado más irritación en la nueva jefa del Kadima son los recientes bandazos políticos de Barak, que oscilan entre proponerse a sí mismo ante Peres para primer ministro y urgir a elecciones anticipadas, por no mencionar la osadía de acudir al líder del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, y ofrecerle un gobierno de unidad nacional sin el Kadima.

"No tomes en serio su encuentro con el líder del Likud", recomendaron a la ministra otros laboristas tan desconcertados como ella por las "irresponsabilidades" de su dirigente.

Algunos analistas las atribuyen a que Barak quiere afrontar las negociaciones con Livni de "igual a igual", sin que el electorado perciba una condición de vasallaje al Kadima por falta de alternativas para garantizar su supervivencia política.

Porque lo cierto es que ella le necesita a él, tanto como él a ella, al representar para ambos un riesgo innecesario ir a elecciones anticipadas, como exige el Likud, sabedor de que hasta hace poco los sondeos le daban como vencedor.

No menos riesgo tiene para los dos la opción de un Gobierno de unidad nacional con el nacionalista Netanyahu, que se opone al actual diálogo de paz que se tiene con los palestinos.

Así las cosas, con el Laborismo a bordo, Livni habría recorrido el 80% de la travesía hacia la jefatura de Gobierno y le faltarían sólo trece diputados para alcanzar la mayoría absoluta y alzarse con el poder.

La combinación que vislumbra Livni es la misma que apoyaba a su predecesor y aún primer ministro en funciones, Ehud Olmert: Kadima, Laborismo, los doce diputados del ultraortodoxo Shas y los cuatro del Partido de los Jubilados; en total, 64.

Es su opción preferida porque sin agitar demasiado la situación, Livni se reservaría a la izquierda pacifista en caso de ser necesario.

La reedición de la actual coalición de Gobierno depende, sin embargo, de si el Shas mantiene sus exigencias de aumento de las ayudas para las familias numerosas, una partida de unos 110 millones de euros que sería difícil incluir en los presupuestos del próximo año.

En teoría, Livni puede optar también por una combinación de centro-izquierda con los 19 laboristas, los 5 del pacifista Meretz, los 4 de los Jubilados, y los 3 de Justicia para el Anciano; en total 60, a un sólo legislador de la mayoría absoluta.

Por ello, para sacar adelante su programa tendría que asegurarse además, como ya lo hizo Ariel Sharon durante su Gobierno, el apoyo puntual del ortodoxo askenazí Judaísmo Unido de la Biblia -que no se sentaría en un gobierno con el Meretz-, o el de las tres formaciones de los árabes con ciudadanía, siempre y cuando sigan vivas las negociaciones de paz con los palestinos.

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