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Un acuerdo que protege el proceso de paz

El acuerdo logrado este viernes entre el Reino Unido y la UE para mantener invisible la frontera norirlandesa tras su divorcio protege al proceso de paz y los estrechos lazos económicos entre las dos jurisdicciones de la isla.

El sentimiento generalizado en el norte y sur es de alivio porque se aclara un poco más el estatus que tendrá la única barrera terrestre, además de la de Gibraltar, que separará al Reino Unido del bloque comunitario tras el Brexit.

Más allá de los detalles precisos respecto a la futura relación comercial de Londres y Bruselas, Dublín y Belfast saben ahora que no se restablecerá una frontera estricta en la isla. No habrá controles policiales ni aduaneros a lo largo de los 483 kilómetros fronterizos, donde existen hasta 275 puntos de paso indetectables desde la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998).

Por ellos cruzan cada día más de 30.000 personas por motivos laborales, familiares o comerciales, sin necesidad de mostrar sus documentos de identidad al cambiar de jurisdicción, sólo apreciable por pequeños detalles, como la diferencia entre las señales de tráfico o de moneda.

No es raro que muchos norirlandeses e irlandeses tengan su domicilio a un lado de la frontera y su puesto de trabajo al otro, por lo que cualquier modificación de los acuerdos de libre circulación hubiese tenido un enorme impacto sobre sus vidas diarias.

Esta libertad de movimientos ha contribuido a acercar en las últimas dos décadas a las dos comunidades tradicionalmente enfrentadas en la isla, la católica nacionalista y la protestante unionista, y a rebajar las tensiones típicas de cualquier zona fronteriza.

Con el proceso de paz han desaparecido las instalaciones militares del Ejército británico que servían de apoyo a los puestos de control policiales, objetivos habituales de los grupos armados durante el pasado conflicto.

El restablecimiento de las barreras del pasado hubiese obligado a la Policía norirlandesa (PSNI) a aumentar su presencia en los puntos de paso, a pesar de que sus sindicatos han advertido de que carecen de los efectivos y recursos necesarios para patrullar la frontera con garantías.

Los agentes, sostiene la Federación Policial de Irlanda del Norte (PFNI), podrían haberse convertido en "blancos fáciles" para las escisiones disidentes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), cuya amenaza terrorista, según el Gobierno británico, sigue siendo alta.

En el plano económico y político, una barrera estricta hubiese presentado también nuevas dificultades para enfrentar situaciones de crisis. No obstante, el pacto logrado este viernes prevé que Irlanda del Norte mantenga una "alineación reguladora" con la República de Irlanda, incluso si el resto del país abandona el mercado único y la unión aduanera, lo que garantizaría que la normativa comunitaria seguirá en vigor en toda la isla.

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