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Los hechos y las mentiras se miran con lupa en las elecciones de EEUU

  • Los periodistas de sitios como FactCheck o PolitiFact revisan a conciencia las declaraciones de los candidatos para desvelar datos sesgados o que faltan a la verdad.

Debate tras debate, discurso tras discurso, demócratas y republicanos, que se juegan en estas elecciones la Casa Blanca y el Congreso, realizan afirmaciones que muchas veces faltan a la verdad y que varias organizaciones periodísticas intentan aclarar a los votantes. Apartar el grano de la paja en unas elecciones llenas de mensajes negativos y ataques entre el presidente demócrata, Barack Obama, y su rival republicano, Mitt Romney, es un trabajo metódico que webs como FactCheck o PolitiFact realizan con gran éxito. "La prueba es que nos critican de ambas partes", afirma el veterano periodista Brooks Jackson, director de FactCheck, organización sin ánimo de lucro independiente creada en 2003 y pionera en poner en evidencia en internet datos sesgados o que faltan a la verdad.

Los tres debates presidenciales han sido una casi interminable fuente de afirmaciones que, intencionadamente o no, no siempre describían hechos de manera fehaciente a los votantes, especialmente ahora que la economía centra un discurso repleto de números. Obama perdió la paciencia en el último debate cuando Romney repitió que el presidente inició su mandato "con una gira para pedir disculpas" al mundo musulmán, algo que para los conocidos como fact-checkers (comprobadores de hechos) es una clara tergiversación de hechos. "Esa es la mayor falacia dicha durante la campaña... cada fact-checker que la ha analizado ha dicho que no es verdad", recriminó Obama a Romney, basándose en el trabajo independiente de estas organizaciones. Obama también se ha sometido a su escrutinio y ha sido criticado por presentar números de manera que le beneficien o por decir que Romney veía en las duras leyes migratorias de Arizona un modelo para el país, cuando lo cierto es que el ex gobernador de Massachusetts solo se había referido a un punto muy concreto.

"Los políticos van a seguir exagerando, nuestro objetivo no es cambiar su discurso, sino educar a la gente. Cientos de miles de personas nos visitan a diario y eso es bueno para la democracia", indica Bill Adair, fundador de PolitiFact, premiado con el Pulitzer de periodismo por la cobertura de las elecciones de 2008. "Los políticos no son más honestos ahora, ni lo van a ser", asegura Jackson, que considera que esta labor, que han imitado otros como The Washington Post, es "un 90 por ciento periodismo de vieja escuela, de ir a los datos, ayudados por las nuevas tecnologías". Adair es más optimista y cree que poco a poco los candidatos saben que "hay un nuevo sheriff en el pueblo" y revisan qué aseveraciones van a presentar. "Es el comienzo de un nuevo movimiento en el periodismo". "Personalmente, basándome en mi experiencia creo no haber visto campaña con tantas exageraciones como ésta", asegura Brooks, quien cree que la tarea del periodismo es que "sea cada vez más difícil embaucar a los votantes".

Los fact-checkers revisan a diario anuncios de campaña e intervenciones de políticos y piden a las respectivas campañas que aclaren en qué fuentes se basan, para posteriormente contrastarlas con datos oficiales o estudios independientes. A la mañana siguiente, la mayoría de los grandes canales o periódicos de Estados Unidos se hacen eco de las revisiones realizadas por este grupo de periodistas, que pese a colaborar con otros medios dedican la mayor parte de su tiempo a esta labor de vigilancia.

Para Romney, "la redistribución nunca ha sido una característica de EEUU", una aseveración que llevó a Politifact a preguntar a expertos y profesores, quienes recuerdan que la repartición de la riqueza es un fundamento de la nación y basta con mirar al sistema impositivo progresivo, que grava menos a las rentas más bajas. Esto llevó a que Romney fuera incluido en la lista de mayores imprecisiones de Politifact. Un demócrata, el líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, también ha recibido la peor calificación de Politifact al asegurar, sin ningún dato para respaldar su afirmación, que Romney no había pagado impuestos en una década.

Pese a todo, Brooks recuerda que es parte de la naturaleza humana "escuchar lo que queremos oír y pese a que se ofrezcan datos contrastados en internet es difícil en un primer momento aceptar algo que obliga a un cambio de mentalidad". "Las personas con fuerte filiación política puede que no cambien de ideas, pero hay un gran grupo en el medio que pueden acercarse a la verdad y formar sus propias opiniones fácilmente", afirma Adair. Pese a que normalmente las campañas insisten en repetir datos que invitan a la ambigüedad o pueden ser valorados de manera subjetiva, poco a poco los políticos se mueven con más cautela en un país que siempre ha jugado bajo las reglas de la democracia y donde el escrutinio de la prensa es incesante.

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