Cultura

"Amor y muerte producen una implicación irracional, sentimental"

  • 'El pájaro negro', publicado por Calambur, realiza un recorrido por el Iraq presente y perdido a través de sus símbolos y protagonistas. El autor define su última novela como un "compromiso moral"

El último libro de José María García López (Ávila, 1945) es el resultado de una toma de conciencia, lo que el autor define como "un compromiso moral" ante la conmoción que le supuso la guerra de Iraq. El pájaro negro (Calambur) refleja, a través de la historia de amor de dos periodistas destinadas en zona bélica, la desolación del conflicto.

-El libro hace referencia constante a las culturas mesopotámicas. ¿Cómo ha llegado a establecer las relaciones con la actualidad?

-A mí me llamó la atención el expolio del museo de Bagdad, y todo el posterior desmantelamiento artístico, con obras únicas perdidas en los mercados internacionales o esperando su momento. Las protagonistas visitan el museo y sienten la necesidad de investigar no sólo sobre la guerra sino sobre las esencias históricas y culturales del país.

-Curiosamente, dentro de ese callo emocional que han formado en nosotros los desastres, hay algo que siempre nos conmueve, y es lo relativo al Patrimonio. Llega un momento en el que pasas indiferente ante las muertes pero te apena la destrucción de la biblioteca de Sarajevo o de los Budas de Afganistán...

-Esa es una pregunta endiablada... aunque en mí caso no ocurre tan así. Llamamos Patrimonio de la Humanidad a aquel legado más fácil y visible, y muchas veces, se olvida lo más importante, que es la gente, lo humano. Claro que el arte, huellas y vestigios de civilizaciones tienen un gran valor, un sentido simbólico y antiguo. Por supuesto que tiene importancia: a mí el arte me interesa, la historia me interesa. Pero se hace mucho alarde de la pérdida de cosas como el puente de Mostar o Dubrovnik... y pueden morir miles de personas que son olvidadas. Claro que el Patrimonio tiene importancia, pero con cuidado, por que hay como una especie de panoplia externa, de espectacularidad con el tema.

-En la entrega del Planeta, Savater insistió en que había escrito una novela prodigiosa porque en ella no había templarios, griales ni catedrales...

-Es verdad que existe algo de emblematismo con el mundo de lo oculto, y ya ha habido intentos de desmontar toda esa abundancia, por ejemplo, lo que hizo Benítez Reyes en Mercado de Espejismos. Pero siempre hay modas: es difícil que no haya un espectro que polarice el interés: si no es novela histórica, será de ciencia ficción, de misterio...

-¿Y es difícil no sucumbir?

-Seguramente, será imposible. Primero, para sucumbir hace falta que uno se enfrente... pero lo cierto es que las tendencias se te cuelan en el espíritu antes de que te des cuenta. Y hoy en día, que estamos hiperconectados, aún es más probable que aumente el contagio... Además, si uno escribe en una lengua y un momento determinados, no tiene más remedio que reproducir los clichés al uso de la cultura contemporánea. Se da un mimetismo muy fuerte y hay que ser humilde, porque tampoco es que te salves demasiado... Pero es saludable estar en guardia.

-Esta novela, que tiene mucho de estilo periodístico, difiere de lo que ha venido siendo su escritura, en la que se nota el poso poético...

-Sí, por primera vez he intentado escribir una historia que se condujera por territorios de reportaje, con lo que he tenido que tener cuidado en no ser tan minucioso e ir escribiendo como lo hacen los reporteros en conflictos: con poco tiempo para rectificar y elaborar un estilo. Se incluyen entrevistas que hacen las dos periodistas destacadas en Irak, que se transcriben íntegras y que teóricamente, es lo que van a hacer. En ellas, se intenta abarcar un gran espectro de la sociedad: que aparezca una persona mayor, un joven sin adscripciones religiosas o políticas, o una mujer que tenga que ver con el mundo de los negocios o un suní. Una de las periodistas es la que cuenta su historia en primera persona, y aunque el estilo es un poco más culto que la media, intenté que tuviera agilidad de noticia.

-La forma en que se desarrolla la historia de amor viene a subrayar lo terrible que es la pérdida gratuita de una vida. Se pierde un mundo, frente a unas cuantas piedras...

-Sí, precisamente el otro día Maruja Torres dijo en la UCA que no creía que las transmisiones de los hechos produjeran una mayor concienciación y sirvieran de revulsivo, porque todo está ya muy manejado. Aquí, la historia de amor se vive de forma trágica, no es algo que relaten los profesionales desde cierta distancia sino que el drama de los acontecimientos implica a ambas mujeres, con esa relación de amor entre ellas y la aparición de una tercera persona, el guía, que les sirve de nexo con el mundo que ven destruirse. Amor y muerte producen una implicación sentimental e irracional: subraya el hecho de que se pierde un mundo, el personaje se desintegra, se diluye la vida de una persona, como cualquier otra que este caso puede quedar perdida en el desierto, en todo el territorio, en la casa, en el arte, en las personas que están allí. Da un valor inmediato y sentimental.

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