La melancolía por el amor perdido, no exenta de ternura y promesas de un mañana mejor, envuelven el nuevo álbum de Coldplay, un cuento en la penumbra que abandona momentáneamente su habitual paleta hipercromática en favor de una luz mucho menos brillante y de tintes azulados. Se trata de Ghost Stories (Parlophone/Warner Music), el sexto disco de la banda británica, que se publica prácticamente en todo el mundo el próximo lunes, con ese título que alude bien a la huella que dejan los grandes romances.

Sobra perspicacia para hilar este cambio de tono en la banda -abonada en el pasado a la épica sentimental- con la anunciada separación del vocalista de la banda, Chris Martin, y su no menos conocida esposa, la actriz Gwyneth Paltrow, tras diez años de matrimonio. Probablemente para evitar preguntas, los miembros de Coldplay, más o menos accesibles a pesar de su inmensa popularidad, no celebrarán esta vez ruedas de prensa ni concederán entrevistas, con la salvedad de la que el propio Martin ofreció hace poco a la cadena británica BBC1. El cuarteto se ha aproximado más que nunca a sus viejas aspiraciones de grabar un disco acústico.