Cultura

Cunqueiro o la habilidad para escapar de los tiempos

  • El poeta César Antonio Molina hace un recorrido por la vida y obra del escritor gallego.

El catedrático de la Universidad Carlos III, poeta y escritor César Antonio Molina nunca siguió aquellas recomendaciones del novelista, poeta, dramaturgo, periodista y gastrónomo Álvaro Cunqueiro: "No hagas caso de la literatura y hazte notario porque las letras sólo te traerán tristezas", o algo similar. "No me han traído muchas penas, al contrario, la literatura me ha hecho feliz", cuenta el exministro de Cultura, que ayer ofreció una conferencia en el marco del XIV Congreso de la Fundación Caballero Bonald en torno a la 'Estética de la imaginación: Álvaro Cunqueiro', y que fue presentado por el poeta sanluqueño Tomás Rodríguez Reyes. Porque a Molina, además de una relación de amistad, también le unía a Cunqueiro un lazo literario. "Lo conocí desde pequeño, incluso alguna vez hice de Lazarillo por A Coruña cuando iba allí a dar sus conferencias. Aprendí mucho de él", subraya.

"Nadie -dice de él- tenía más habilidad para escapar de las prisiones de su tiempo que Cunqueiro. Él mismo se definía como hijo de la prisión de su tiempo. Y tuvo varias celdas, la material, que le obligó al exilio creativo en Mondoñedo; y la espiritual, que quizás era la más dura de todas, ya que no le gustaba el tiempo en que le había tocado vivir, era demasiado moderno, materialista".

Narrador oral excelente, contador de historias, sus libros estaban llenos de ellas. "Tenía una memoria apabullante y sabía comenzar sus historias pero no podía acabarlas, no salía de sus marañas, disfrutaba en ellas. ¿Para qué acabar las historias?, se preguntaba el autor gallego ante la presión con los tiempos de los editores. Era un maestro de lo metaliterario", apuntó Molina.

Muchas de estas 'aventuras' literarias surgían de su propia vida, pero sobre todo, de la propia literatura. "Conocía a la perfección a los clásicos, los había asimilados como propios y de ahí que los reinventara en sus libros, porque ya los había rumiado. Al contrario que aquellos mitos, Cunqueiro se basaba en la carencia del significado de la venganza".

Reconoce el exdirector del Instituto Cervantes que a sus 16 años, fue la obra de Cunqueiro 'Un hombre que se parecía a Orestes' quien le hizo afianzar su pasión por la literatura. De él también se quedó con frases como "mientras viajes, no serás un hombre viejo. Pero el día en que decidas descansar, aunque sea mañana, lo serás".

Y así, marcado por el contador de historias y prodigios, César Antonio Molina acabó su intervención con la mención del último libro de Cunqueiro, 'De Santos y Milagros' con cuentos inéditos y 138 artículos.

La primera jornada del Congreso se completó con las intervenciones del filólogo y crítico José Mª Ridao y 'Ficción y heterodoxia'; la conferencia de Ricardo Senabre, catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Salamanca, ensayista y crítico literario, con 'Un relato a contracorriente: Industrias y andanzas de Alfanhuí de Rafael Sánchez Ferlosio', y la mesa redonda 'Tradición y Vanguardia', moderada por el escritor y periodista José Ramón Ripoll, que contó con la intervención de José-Carlos Mainer, José Mª Ridao, César Antonio Molina y Ricardo Senabre.

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