El escritor roteño Felipe Benítez Reyes estuvo ayer en la Fundación Bonald para hablar sobre su producción y leer textos inéditos propios. Este encuentro literario se enmarcó dentro del programa 'Letras capitales' que organiza el Centro Andaluz de las Letras junto con la propia fundación. Antes del acto, el autor reconoció que "uno nunca sabe qué es lo que espera un lector de uno al margen de los libros. Yo creo que el encuentro real es siempre entre un lector y un libro, no tanto entre un autor y un lector. Este encuentro entre el autor y los lectores es una cosa anecdótica que tiene su sentido si ha habido un encuentro previo entre el lector y el libro. Lo que ocurre es que todo el mundo atesora expectativas respecto a los escritores y a veces esas expectativas son un poco desproporcionadas, porque los escritores se expresan a través de los libros y lo que quieren decir lo dicen mejor por escrito que hablando, por lo menos en mi caso".

Benítez explicó que "a veces la gente viene a la charla con los escritores esperando que les de la clave de la piedra filosofal, y eso no puede ser, porque la literatura es un descubrimiento muy personal, íntimo, que lleva mucho período de reflexión detrás, pero para escribir no hay otro secreto que ponerse a escribir, intentar hacerlo lo mejor posible y, sobre todo, dedicar mucho tiempo a reflexionar sobre la escritura en sí. Nadie puede dar secretos de cocina de la literatura. No hay recetas. La receta se la tiene que inventar uno por sí solo". A la hora de escribir, dice que "uno se acoge a una peculiar moral : Quiero hacer algo que en principio me convenza a mí. Que luego hay suerte y convence a mucha gente, bien. Que hay mala suerte y no convence a nadie... Toda actividad artística consiste fundamentalmente en una apuesta, apostar por lo que tu crees".

¿Por qué escribir? "Fundamentalmente -dice- para tener un método de diálogo conmigo mismo. La escritura es también un método de ordenación de la conciencia y de la percepción del mundo. Pones en claro cuál es tu percepción de la realidad, del mundo, las personas. Es el montaje de una realidad alternativa basada en una realidad que uno percibe, que uno adivina, así que en esta actividad hay algo también de eso que llamamos fantasía. La imaginación no es más que la actuación sobre unos datos concretos, que son los datos que uno percibe de la realidad y luego sobre esos datos de la realidad elaboras una historia imaginaria, un mundo imaginario, o intentas contar un mundo de ficción. Por muy lejos que me vaya en la fantasía, mi punto de partida siempre es la realidad".