El término Europa, aparte de la doncella raptada por el dios Zeus, se refería a una estrecha parte del territorio de la actual Grecia. Con la conquista romana, por medio de guerras, se inicia un gran desarrollo territorial con el imperio romano hasta la orilla del río Rin. Con el colapso del Imperio Romano las guerras continúan. La gran guerra de los cien años, 1337, que duró en verdad 116. La guerra europea entre la reforma luterana y la contrarreforma católica, la de los 30 años, en 1618. Europa era un ingente calidoscopio de condados, pequeños reinos, falsos sacros imperios, dinastías, en guerra unos contra otros. Reinos como Bohemia, Gales, Escocia, Navarra, Aragón, Castilla, Moravia, Venecia, Cerdeña, Vándalos… y decenas más.
Napoleón, en sus comienzos, por medio de la guerra unificó parte de Europa. Víctor Hugo en 1849 propuso los “Estados Unidos de Europa”. “…Un día vendrá en el que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos, por el sufragio universal de los pueblos…”
La guerra de 1914 cambió el continente. Hitler por medio de la guerra, 1939, unificó parte de Europa. Guerra, guerra, “quelle merde de guerre”. Hasta que unos políticos franceses y alemanes decidieron no pelear mas por el carbón y el acero necesarios para fabricar armas; y colocaron la primera piedra de la actual Unión Europea. Sin millones de huérfanos ni viudas.
Sin miles de moneditas. Con banderas bajo la azul de las doce estrellas. Preservando las culturas territoriales. Queda mucho para hacer una Unión Europea social y cívica.
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