En la madrugada del pasado jueves fallecía de forma repentina el flamencólogo y aficionado Diego Alba Villagrán a los 77 años de edad. Un infarto acaba con la vida de este enamorado del flamenco, que había dedicado toda su vida a investigar y conocer todos los secretos de este arte desde que siendo joven su tío Dionisio le inculcó el veneno por los discos de pizarra. Trebujenero de nacimiento, pero siempre muy pegado a Jerez, de hecho vivía en Cuartillos desde hace años, cuando regresó con su mujer de Barcelona, ciudad en la que pasó también otros tantos años de su vida.

Su pequeña morada de Cuartillos acogía el denominado Archivo del Cante Andaluz, un lugar en el que Diego había depositado todo el trabajo de años de amor por el flamenco. En su momento llegó a tener más de cinco mil libros relacionados con este arte, 4.000 casettes, cintas de vídeo, discos de pizarra de 1900 incluso algunos cilindros de cera, el más antiguo de 1893.

Su labor de difusión del flamenco llegó hasta los medios de comunicación, donde trabajó durante años. Lo hizo en Radio Nacional con Ramírez Heredia, en la Cope y en los primeros años de Onda Jerez Radio, emisora con la que seguía manteniendo especial relación, en concreto en el programa Los Caminos del Cante, dada su amistad con José María Castaño.

En el cuerpo a cuerpo, Diego Alba era una persona cercana, humilde y con la que te podías llevar horas y horas hablando de cante, lo que más le gustaba. Tanto él como su esposa eran todo un manantial de hospitalidad cada vez que cruzabas el umbral de su casa. Nervioso e inquieto a más no poder era de esas personas sanas y que siempre van de frente. Desde estas líneas queremos enviar un abrazo a su familia, la de sangre, y a la de Los Caminos del Cante.

Sus restos mortales fueron incinerados en la tarde de ayer en el tanatorio de la ciudad al que acudieron numerosas personalidades del mundo del flamenco jerezano.