Toros

Francia se pregunta si los toros son para todos los públicos

  • Asociaciones antitaurinas celebran que el Gobierno galo estudie prohibir a los menores de 15 años entrar en las plazas mientras en el sureste del país se defienden como seña de identidad.

La sempiterna lucha de los antitaurinos franceses para prohibir las corridas de toros ha encontrado un nuevo campo de batalla: prohibir la entrada a las plazas a los menores de 15 años.

Consideradas como un ataque degradante a animales y prohibidas en la mayor parte del territorio, las corridas están permitidas en un puñado de ciudades del sur galo que consiguieron una derogación en el Código Civil invocando la tradición. Pero los antitaurinos no han parado de llamar a las puertas de las autoridades para acabar con lo que consideran como "un brutal ataque contra los animales".

Hace unos días, Cédric Goubet, consejero del presidente francés, Nicolas Sarkozy, accedió a formar un "grupo de concertación" para estudiar la posibilidad de prohibir a los menores de 15 años el acceso a las plazas de toros. "El presidente ha convenido que la propuesta de prohibir la corrida a los menores, en la medida en que existe en otros países, puede ser estudiada en Francia, lo que no constituye ningún compromiso de presentar un texto", escribió Goubet en la carta enviada el pasado día 18 a la Sociedad Protectora de Animales (SPA).

Nunca antes una persona tan próxima a la jefatura del Estado francés había reconocido la existencia de un debate. Para los oponentes a las corridas es "una primera victoria" tras años de incomprensión. Para los defensores de la tauromaquia, "una manera de enterrar el asunto con buenas palabras".

A menos de dos meses de que Enrique Ponce abra la feria de Arles y, con ella, la temporada taurina francesa, los adversarios de las corridas se agarran a esas palabras para alimentar su movimiento. "Nunca antes un presidente nos había abierto esa puerta. Ahora tenemos que trabajar para que no se cierre, porque nuestro combate no se detendrá hasta que logremos abolir las corridas", afirma la presidenta de la SPA, Caroline Lanty.

En el "grupo de concertación", los "anticorrida" tratarán de convencer a los representantes de Sarkozy de que un niño no distingue entre la violencia que se ejerce sobre un animal en el marco de un espectáculo y la gratuita. "Yo lucho para enseñar a los niños que no se debe maltratar a sus mascotas. ¿Cómo se lo explico si sus padres les llevan a ver cómo alguien se ensaña con un toro mientras todo el mundo aplaude y se divierte?", pregunta Lanty.

La presidenta del Comité Radical Anticorrida, Patricia Zaradny, revela que la idea de luchar por la prohibición de las corridas a los menores "vino de Cataluña", donde hace años se adoptó esta medida, y afirma que las muestras de apoyo llueven de todos los rincones del mundo. "Hasta desde Holanda nos mandan mensajes de aliento", asegura entusiasmada.

En la SPA se afirma que la mayoría de los franceses está en contra de la tauromaquia y manejan sondeos en ese sentido, pero las ciudades taurinas de Francia no opinan igual. "Aquí la gente quiere que siga la feria, tanto a los que les gustan los toros como a los que no, porque representa un momento especial del año y una seña de identidad", afirma el director de gabinete del alcalde de Nimes, Michel Renouleaud.

En el sureste francés se sigue el asunto "con vigilancia pero sin preocupación", convencidos de que Sarkozy, al que consideran un aficionado, no cerrará las puertas de los ruedos a los menores. El empresario de Arles, Luc Jalabert, no cree que la prohibición de la entrada a menores a las plazas tuviera un gran impacto económico, pero sería un símbolo muy negativo para una fiesta "en plena expansión".

"A la plaza, los niños van acompañados de sus padres y no son más del tres por ciento. Vas a los toros cuando llegas a la adolescencia y para entonces ya entiendes la fiesta. ¿Alguien ha oído hablar de niños hospitalizados con traumas después de haber ido a una corrida? Pues yo conozco casos de trastornos provocados por la televisión o los videojuegos", contraataca Jalabert.

Pese a que no ve peligrar sus ingresos, el empresario de Arles cree que privar a los menores de los toros "rompería un lazo generacional" y provocaría "una revuelta" en el sur del país. "Yo iba a los toros con mi abuelo y es uno de los mejores recuerdos que tengo de mi niñez", asegura el empresario, padre del torero Juan Bautista Jalabert. "Que nadie se crea que por llevar a su hijo a los toros va a convertirse en aficionado. Yo tengo dos hijos, el uno es torero y el otro no quiere saber nada de esto", concluye.

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