Carmela Asenjo es una de las fotógrafas más notables del panorama jerezano actual. En tan sólo cuatro años ha sido espectacular su evolución y trayectoria. Y quizás la clave esté en eso, en la fuerza y pureza con la que afronta una de sus dos pasiones, la fotografía. La otra pasión es el flamenco.

En el trabajo que la autora presenta durante estos días en el Centro Andaluz de Flamenco (CAF) de la plaza San Juan ha conseguido aunar y conjugar ambas pasiones. Y cuando eso se da en un fotógrafo, créanme que se nota.

Se trata de un arduo trabajo de varios meses en el que Carmela ha retratado a cuarenta personajes del flamenco en nuestra ciudad. Cantaores, bailaores, guitarristas, percusionistas, han desfilado por delante de su cámara, y de todos ha intentado extraer esa fuerza, esa pureza que les caracterizan como artistas y como personas.

El abanico de personajes es bastante amplio, pues comprende desde las jóvenes promesas del grupo ‘Soniquete’ hasta leyendas del flamenco como el inolvidable Moraíto, pasando por casi todo el elenco de figuras locales de este arte. Y digo así porque la autora confiesa que es un trabajo inacabado, al que seguirá añadiendo rostros de forma continuada.

La técnica es sencilla pero absolutamente ya madura en esta autora. Afronta los retratos como entiendo que se deben afrontar, invadiendo la intimidad del retratado, atrapando con la cámara sus rasgos más personales, su esencia.

Asenjo elige el blanco y negro digital porque confiesa que el color le distrae. Es el blanco y negro la mejor técnica para reflejar esos valores de pureza y fuerza que intenta captar en los rostros que son el más puro símbolo de este arte tan enraizado en nuestra cultura. Pureza que refuerza con el exclusivo uso de la luz natural, sin ningún tipo de artificio ni técnico, ni compositivo. Solo luz, rostros humanos y esencia. La esencia que magistralmente capta Carmela Asenjo tanto de las personas como del Flamenco en esta colección llena de fuerza y pureza.