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Cultura

"Giraldillos" para todos

  • La organización de la Bienal de Sevilla dio a conocer los premios de su XV edición

El pasado jueves, la Bienal de Sevilla hizo público el fallo del jurado, compuesto por su Consejo Asesor, que otorga los premios Giraldillo. La primera impresión que provoca su lectura es la de que, con catorce diferentes distinciones, prácticamente se puede decir que ha habido Giraldillos para todos, aunque ello suponga caer en la andaluza exageración, pues entre las más de cincuenta funciones de la cita sevillana, ellos bien podrían haber recaído en otras figuras y espectáculos. Por lo demás, y con respecto a los premios en sí, se podría decir que resulta difícil no estar de acuerdo con la mayoría de ellos. Aunque cada uno tenga sus preferencias en esto del arte, los nombres galardonados reúnen méritos sobrados en cada caso.

Los tres primeros Giraldillos, los del cante, baile y toque han recaído en Esperanza Fernández, Israel Galván y Juan Carlos Romero. La primera de los tres, aun sin tener noche propia en esta edición, estuvo doblemente presente con su interpretación de El Amor Brujo y la participación en El Café de Chinitas del Ballet Nacional. Israel Galván, que había presentado su última versión de la obra El final de este estado de cosas Redux, ve reconocido doblemente su trabajo, pues esa obra también ha sido premiada con el Giraldillo especial del jurado. Este es uno de los dos galardones extraordinarios de esta edición, el otro, que celebramos especialmente, es el dedicado al acompañamiento que premia "la aportación de aquellos intérpretes que engrandecen con su participación personal una obra". Este ha sido otorgado al guitarrista Rafael Rodríguez Cabeza, un hombre tradicionalmente en el atrás del baile, que enriquece con su toque todo en lo que participa. Un buen ejemplo de ello fue su aportación a la obra Oro Viejo de la bailaora Rocío Molina, artista que ha compartido el premio a la mejor coreografía con Rafaela Carrasco (Vamos al Tiroteo). Dos de los premios principales que parecían indiscutibles y estaban casi cantados han sido el Giraldillo "Momento Mágico Bienal 2008", otorgado "al arranque y desarrollo de la soleá final de Tórtola Valencia de Isabel Bayón, interpretada por Matilde Coral y Miguel Poveda", y el de la mejor música, que ha recaído en Manolo Sanlúcar por el espectáculo Baldomero Ressendi. La voz del color. Más dado a la opinión es, sin duda, decidir cuál ha sido el mejor espectáculo de una edición marcada por una cierta homogeneidad entre todas las obras presentadas. Finalmente, el jurado se ha decantado por Autorretrato de María Pagés, una obra impecable con el sello indiscutible de su autora. En la misma línea de grandes espectáculos, ha sido también premiada la dirección escénica de Carmen de Sara Baras.

No por su lugar en este comentario es menos importante el Giraldillo a la maestría, que "premia la manifestación más respetuosamente exquisita con el clasicismo flamenco". Esta distinción ha recaído de forma más que merecida en la bailaora Pepa Montes, una de las grandes representantes de la escuela de baile sevillana. Precisamente, su hijo, el pianista Pedro Ricardo Miño ha sido distinguido con otro de estos premios, el de la mejor interpretación musical, compartido con el también pianista Diego Amador. Finalmente, los premios revelación y a la innovación han ido para Asunción Pérez Choni y para Marcos Vargas y Chloé Brûlé por su obra Ti-me-Ta-ble, un trabajo que, curiosamente, también había sido señalado por el creador más innovador de los últimos años, Israel Galván, como de lo más interesante que había presenciado en esta recién concluida Bienal.

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