El diccionario etimológico español, define monumento, del latín, monumentum, memoria, y de monere, recordar, como "obra conmemorativa". En una segunda acepción como "objeto o documento histórico". En esa segunda definición es en la que el arquitecto José Manuel Aladro, se centró ayer en el I Aula de Historia del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CEHJ) y la Fundación Teresa Rivero, celebrada en esta entidad, con su conferencia 'Por sus monumentos'. "La idea de que los monumentos son documentos históricos, documentos construidos de un tiempo que ya ha concluido. Documentos, que por tanto pueden ser leídos, que son portadores de un mensaje del pasado, y que en definitiva son el sustento de la memoria de la ciudad", comentó Aladró.
Desde esta perspectiva, Aladro apuntó que la condición monumental de un edificio "no tiene que ver por tanto con que sea más o menos grande, ni tampoco incluso con que tenga mayor o menor valor artístico. Sino que esta condición monumental está relacionada con la capacidad de evocación histórica que tenga el propio edificio, es decir, con su valor como fragmento de la memoria urbana".
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