Crítica de Cine

Memorias de Angola

Ivo M. Ferreira.

Ivo M. Ferreira.

El mejor cine portugués (lo que equivale a decir casi todo el cine portugués) sigue dialogando con los fantasmas y la memoria herida de su historia reciente a través de una poderosa alianza entre la imagen y la palabra.

Cartas de la guerra, brillante debut de Ivo M. Ferreira producido desde O som e a furia, lo hace con el pasado colonial y bélico (Angola, comienzos de los años 70) a partir de la estructura epistolar diseñada por Lobo Antunes en su novela D'este viver aquí neste papel descripto: cartas de guerra (2005), que pone voz (doble), nostalgia del hogar y mucha saudade a las cartas de amor que se escriben un médico de campaña (Miguel Nunes) y su esposa mientras éste forma parte de un destacamento militar en el interior rural de Angola entre 1971 y 1973.

Ferreira redobla el fantasma con el uso de un hermoso blanco y negro, el eco dramático de la gran música sinfónica lusa (Freitas Branco) y las canciones populares de la época para trenzar un poema visual hecho de retazos de memoria, tiempo cotidiano suspendido, sensaciones, rostros y cuerpos fundidos con el terreno, en una particular (y a veces extasiada) interpretación lírica de uno de los episodios más cruentos de la historia colonial portuguesa.

Resuena aquí el Oliveira de No, o la vana gloria de mandar, también el tramo epistolar de La delgada línea roja de Malick. A su manera, estilizada y neoclásica, Ferreira parece dispuesto a militar en esa división del cine luso que regresa hoy a los episodios traumáticos de la historia y la identidad nacional y de la que ya forman parte, cada uno a su manera, los Costa, Azevedo, Gomes, Rodrigues o Lamas.

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