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Pasión creativa

Pasión creativa

Pasión creativa

Existen artistas cuyo trabajo es del unánime interés. Nadie pondría nunca en duda su poderosa oferta. Podrá interesarte el concepto, o no; podrás sentirte cercano a los planteamientos pictóricos que emanan sus discursos, o no; podrás sentirte afín a la realidad creativa del artista, o no; sin embargo, jamás podrás afirmar que sus obras te dejan indiferente, que no son buenas o que carecen de emoción artística. Todos afirmarán que se trata del trabajo de artistas importantes, que saben, verdaderamente, lo que hacen, cómo lo hacen y qué es lo que pretenden. Y eso es lo que ocurre con la pintura de Fermín García Villaescusa. Quizás no compartas el concepto; tus ideas pictóricas pueden ser distintas y tus intereses transcurrir por diferentes derroteros a los suyos, sin embargo, en ningún momento podrás negar su valía; su fuerza artística es tan categórica que no ofrece la menor duda y su valoración positiva incuestionable.

Fermín G. Villaescusa es un pintor de muy amplio espectro; un pintor figurativo que transcribe la realidad dotándola de su mayor potestad expresiva. La pintura del jerezano no recrea lo real de forma tan exacta que sólo mueve el interés de los pobres equivocados que sólo buscan los efectismos fotográficos - ya saben ustedes aquello que le dijo Cezanne a su madre: "... debo seguir trabajando pero no para llegar al acabado de los cuadros que suscitan la admiración de los imbéciles" -; la pintura de Fermín G. Villaescusa plantea la realidad generando que ella promueva sus máximos desenlaces expresivos; los planteamientos meramente concretos no forman parte de una figuración que va mucho más allá, que desentraña posiciones de gran determinación plástica y que asume una pintura especial, con vida y con carácter, con mucho carácter.

FERMÍN GARCÍA VILLAESCUSACasa PemánCÁDIZ

La sala de exposiciones de la Casa Pemán - sin lugar a dudas una de las de mayores posibilidades museográficas - se viste de verdadera gala pictórica con la apasionante obra de un pintor que domina la estructura compositiva, que extrae a los postulados de la realidad su sentido más pictórico, que manipula el color hasta que éste posicione su entidad máxima y desarrolle los criterios artísticos adecuados, que plantea cada pincelada con rigor y seguridad, con valentía y precisión, con solvencia y entidad.

En las obras de Fermín G. Villaescusa, paisajes, retratos, y figuras, todo queda supeditado a la fuerza generadora del color, a las estructuras atmosféricas que éste posibilita, a la dimensión formal que patrocina y al sentido pasional de una expresión sabiamente distribuida por los soportes. La pintura que organiza la Fundación Cajasol en su sala de la Plaza de San Antonio - exposiciones de esta categoría deberían ser permanentes y constantes - es un discurso vehemente y descarado sobre pintura realista. En sus obras todo es pasión formal, inquietud plástica y gestos supremos. Sus patios potencian visualmente la belleza de los mismos, sus retratos y figuras manifiestan el carácter de los personajes antes que sus rasgos identificativos y sus paisajes ofrecen la luz, el color y la atmósfera que los distinguen. En su obra todo es carácter y voluntad pictórica, sentido artístico y contundencia formal. Una obra que no pasa desapercibida y que levanta las unánimes expectativas.

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