Cultura

"Pienso que en 'La sonrisa etrusca' hay mucha vida en la muerte"

  • El actor argentino, acompañado por Julieta Serrano, protagoniza hoy en el Gran Teatro Falla de Cádiz la versión teatral de la espléndida novela de José Luis Sampedro, dirigida por José Carlos Plaza

Sólo escuchar al otro lado de la línea telefónica la inconfundible voz de Héctor Alterio (Buenos Aires, 1929) provoca en el interlocutor un extraño impulso que casi le lleva a levantarse e iniciar una profunda reverencia como muestra de admiración y respeto. Comprobada la inutilidad del gesto, que no vería nadie, el periodista se limita a saludarlo cortésmente y a iniciar una breve conversación de cara a la obra de teatro que el actor argentino protagonizará hoy, junto a Julieta Serrano, en el Gran Teatro Falla de Cádiz: La sonrisa etrusca, la novela de otro grande, José Luis Sampedro, en una versión dirigida por José Carlos Plaza.

-Viene a Cádiz con una obra, espléndida novela, sobre la que siempre puede surgir la duda de la adaptación. Me va a decir que está conseguida, así que le pregunto por qué.

-Esto es un desafío porque el público la convirtió en un bestseller hace 25 años. La oferta es distinta, y el desafío está en que el público, el que fue lector de la novela, tiene una visión propia de la historia y la conformación casi física de los personajes, que en la mente del lector es inevitable que tenga una concepción por esa lectura. Todo eso conforma ofrecer un formato distinto de la misma historia y no saber de qué manera va a funcionar. Afortunadamente, llevamos 120 representaciones y siempre el público ha respondido igual, frente a una oferta que conlleva entretenimiento, humor, se conmueve mucho; lo mismo que se provocaba con la lectura, pero en otro formato, y además respetando las leyes del teatro porque no pueden entrar todas las secuencias en escena.

-Incluso en la versión teatral hay personajes que no aparecen físicamente, como el niño.

-Sí, algunos no están o se tuvo que cortar secuencias con las que uno se conmovió al leerlas. Pero llevamos 120 representaciones y eso da la pauta de que no estábamos equivocados.

-La historia es dura. Aunque es verdad que hay humor, también hay ternura, vejez, amor, rencor, odio: ¿hay mucha vida en ese texto, verdad?

-Hay mucha vida en la muerte. Vamos a ver, el personaje que me tocó vivir, el protagonista, transita del sur al norte, con todas las implicancias que tiene eso, las formas de vida son distintas y los enconos, también. Este personaje que se crió en el sur, que participó en la guerra como partisano, que estuvo enclavado en ese sur tan duro, se tiene que trasladar por una enfermedad terminal del sur al norte para estar con su hijo. Y en ese norte, más allá del rechazo que le provoca tener que vivir en un lugar que no le gusta, ahí encuentra dos amores decisivos, como son el nieto y un crepuscular amor, que hace que afronte estos dos elementos como si viviera toda la vida, sabiendo que le quedan escasamente diez meses de vida. Eso es lo más destacable que se plasma en la versión teatral.

-Le acompaña un reparto de lujo, empezando por Julieta Serrano, y un director de lujo también, como José Carlos Plaza. ¿Es más sencillo embarcarse en estos proyectos con tanta garantías?

-De relujo. He hecho con él también otra versión de otra novela, Yo, Claudio, y nos conocemos mucho, nos respetamos mucho, nos divertimos mucho y para mí, el nombre de él me provoca una fiesta de trabajo. Y la presencia de Julieta, con la que he trabajado en teatro y en cine, es cerrar los ojos, estirar la mano y saber que está ahí.

-¿Cómo ve la escena española, cuando parece que el furor de los musicales da la impresión de que se está atemperando?

-Buenos, esos son ciclos...

-¿Hay que convivir con todo?

-(Ríe) Sí, y con la crisis también... Bueno, uno puede elegir con una oferta tan cuantitativa como la que hay en España, y hay una oferta alternativa, que son los teatros independientes, que de pronto da al espectador una seguridad de que pueda encontrar algo bueno. Es fundamental que haya alternativas.

-¿Cómo es la relación profesional con sus hijos [Ernesto y Malena], es usted de los padres que dan muchos consejos?

-No, no, no (ríe). Los consejos, sin ser pedidos, suelen ser mal recibidos, por lo tanto no los doy.

-¿Y ellos no los han solicitado?

-No, cuidado, puedo avisar que al cruzar aquí van los coches a mucha velocidad, pero más allá de eso, no.

-En relación con José Luis Sampedro, el autor de La sonrisa etrusca, ¿cree que España necesita ahora más al Sampedro novelista o al Sampedro economista, tan lúcidos los dos?

-Las dos cosas. En economía creo que se necesitan muchos ecónomos como él, tal y como está la situación.

-¿Alguna vez ha hablado con él sobre esto?

-Sí, he hablado con él en cuatro o cinco circunstancias, y me resulta un ser tremendamente maravilloso, muy grande, con noventa y pico de años, que realmente es conmovedor como todavía tiene un sentido del humor, una curiosidad, tiene un respeto realmente notable. Las cinco veces que he estado con él, antes del estreno, durante el estreno y después, fueron momentos inolvidables para mí.

-Don Héctor, ¿se le puede preguntar por Argentina y la expropiación a Repsol de YPF?

-Sí, claro.

-¿Y cómo lo ve desde la distancia?

-Bueno, lo sufro en la distancia. Yo hace 37 años que estoy viviendo aquí, y sobre todo lo que ocurre en Argentina, cuando se producen situaciones que puedan trascender, puedo hablar en base a lo que me cuentan. No las estoy viviendo in situ. Pero bueno, la situación real, si tengo que confrontarla con la del 2000, cuando se produjo el corralito, que yo estaba allí con trabajo, y circunstancias como la guerra con las Malvinas, o ahora con YPF, todas estas circunstancias, unas viviéndolas en el momento o desde la distancia, pienso que Argentina está en un momento distinto a lo que era el año 2000, más positivo, y la gente está con interés. Tomar resoluciones como la de YPF no se pueden hacer si no hay una convocatoria electoral que apoye todo eso, y esa decisión está apoyada mayoritariamente por todos los argentinos, y eso indica que es una decisión que tenía que hacerse.

-En todo caso, ¿le queda a Héctor Alterio gasolina teatral para rato?

-(Ríe). Espero que sí, si no por aquí cerca tengo un surtidor que me llena el tanque.

-¿Porque también está grabando actualmente?

-Sí, estoy grabando una serie de televisión que se llama El barco, y la combino con las funciones de teatro.

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