Cultura

Primavera barroca en Roma

Las tres obras de Haendel que The Scholars Baroque Ensemble interpretó el pasado jueves en su concierto del Villamarta, pertenecen al mismo periodo creativo de su autor, razón por la que suelen programarse juntas. Escritas en Roma entre abril y julio de 1707, durante el primer viaje de su autor a Italia, están claramente influenciadas por el estilo musical de aquel país, aunque en ellas ya se vislumbra el carácter que inspirará los grandes oratorios y demás piezas religiosas de décadas posteriores.

Con apenas veintidós años Haendel es acogido en los grandes salones romanos donde triunfa más como virtuoso que como compositor, sin embargo, sus creaciones son admiradas por muchos músicos y especialistas que reconocen una inspiración fresca y novedosa en estos dos salmos y en la Salve Regina, cuya atrevida y eficaz polifonía pone en aprietos a más de una avezado instrumentista o cantante, exigiéndole una agilidad y precisión extraordinarias.

A pesar de la nómina de interpretes que requieren los salmos Dixit Dominus y Nisi Dominus (cinco voces solistas, coro a cinco voces y orquesta de cuerda con bajo continuo) The Scholars Baroque Ensemble aborda estas obras con una parquedad de medios asombrosa que, sin embargo, no desmerece su interpretación. Ya es raro y difícil contar exclusivamente con nueve voces (incluyendo coro y solistas, repartidos en las cuerdas de soprano, contralto, contratenor, tenor y bajo) y otros tantos instrumentistas (2 violines I, 2 violines II, 2 violas, violonchelo, contrabajo y órgano) y lograr la solidez y capacidad que demostraron en su reciente visita a nuestro teatro, ofreciendo unas versiones equilibradas y sinceras, luminosas y frescas, buscando sobre todo la fidelidad en la interpretación.

La Salve Regina fue un hermoso paseo por las delicadas y melifluas armonías que Haendel absorbió en su incipiente primavera romana.

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