Cultura

Rafael de Paula, más torero que nunca, se sincera ante la afición de Algeciras

  • El cierre de las jornadas de tauromaquia se convierte en un inesperado y a la vez merecido homenaje al diestro de Jerez, tomando como referente la relación de los toros con el arte flamenco

La leyenda viva de Rafael de Paula fue la protagonista del cierre de las Jornadas de Tauromaquia de Algeciras. La tertulia se convirtió en un inesperado y merecido homenaje al diestro jerezano, que reapareció en Algeciras después del infarto que sufrió hace algunas semanas y del que prácticamente está recuperado. Como en las grandes tardes, se colgó el cartel de no hay billetes. Los aficionados, que llenaron la carpa de Las Palomas, supieron escuchar en todo momento las intervenciones de los artistas de la mesa.

El crítico taurino Juan Ramón Romero fue el encargado de moderar el coloquio y de sacar los sentimientos y vivencias de cada uno de los invitados. Los toros y el flamenco era el tema central, pero al final las emociones y los recuerdos de los invitados desembocaron en la admiración hacia Rafael de Paula. Y fue la bailaora Matilde Coral la que abrió plaza para definir a al diestro jerezano como el torero que con más arte ha visto torear. "Paula es el torero que con más arte ha toreado del mundo, es como un paso de Semana Santa barroco" aseguró.

Para el cantaor Juan Peña El lebrijano el origen del toreo de Paula hay que buscarlo en el cante de Manuel Torres y José de Paula, entre otros. "Es un torero que representa un cante pequeño como la seguiriya, pero tan hermoso que no tiene comparación, como todo su arte" matizó.

La parte poética de Rafael de Paula la puso el escritor catalán, David Castillo, quien definió al diestro de Jerez como un artista en todos los sentidos y un gran poeta interpretando el toreo. "Es un torero que reúne los conceptos del arte barroco, pero que proviene del siglo diecinueve con las influencias del Romanticismo. Paula es el torero que está más cerca de la poesía, que al mismo tiempo es la cúspide de la belleza" indicó.

Y después de todas las intervenciones le tocó el turno al diestro jerezano. Silencio maestrante y habló Paula. Lo hizo desde el corazón, desde las profundidad de sus sentimientos, aquellos que tantas veces ha sabido transmitir con su toreo. Todo lo hizo pausado, con temple, como el toreo grande. Antes de comenzar tuvo un cariñoso recuerdo hacia Miguelín al que definió como un gran torero, un gran profesional y un hombre muy especial.

El diestro jerezano destacó que el secreto del toreo está en las manos, en la interpretación de las muñecas, pero necesita de las piernas. "Reconozco que soy barroco, pero mis condiciones físicas me han llevado a veces a rozar la tragedia. Cuando he conseguido torear bien ha sido pasando mucha fatiga, la fatiga de la muerte" apuntó.

Pero Paula fue más allá cuando aseguró que el torero tiene que ser capaz de transmitir al público toda la emoción que le embarga delante de un toro. "El torero con la espada y la muleta tiene emocionar al aficionado a través de los sentimientos. Todo depende de muchas cosas entre ellas del toro, al que hay que saber hablar y mirarle a los ojos. A partir de ahí nace el verdadero toreo y la esencia de la pureza" apuntó.

Después de escuchar a Paula, las emociones y los sentimientos embriagaron a los aficionados, que como en las tardes de triunfo grande, salieron con una sensibilidad renovada después de escuchar a un torero en estado puro.

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