Cine

Retorno al País de las Maravillas

  • Tim Burton adapta a su personal universo estético el celebérrimo cuento de Lewis Carroll · La película llega a las pantallas el próximo viernes

Parecía una obviedad que ha tardado décadas en materializarse. El mundo gótico e intransferible de Tim Burton, uno de estos cineastas capaces de que su apellido sea un adjetivo artístico, estaba condenado a cruzarse con el de Lewis Carroll, el inquietante clérigo matemático excesivamente caballeroso con las púberes. Éste formaba parte de estos curiosos escritores británicos capaces de combinar una gris existencia entre las venerables piedras de los colleges de Oxford con un volcánico mundo interior que surgía en sus escritos, como C.S. Lewis o el propio Tolkien. Frente a esto, Burton no ha tenido empacho en hacer de su vida un ejemplo de sus obsesiones, desde su aspecto físico a sus extraños amores.

Aún así hay diferencias. Carroll, fiel a su condición matemática, demostró en sus libros de Alicia que el absurdo puede ser muy lógico, mientras que Burton es más poético. Pero la expectación mundial por el Alicia en el país de las maravillas deja claro que muchos esperaban este maridaje. Aunque el aterrizaje europeo de este film no ha estado exento de polémica, pues se ha atrasado un mes respecto a la fecha prevista ante el plante de las distribuidoras del viejo continente debido a la decisión de la Disney de sacar el DVD sólo tres meses después del estreno. Las aguas están revueltas en estos tiempos de crisis de espectadores y de descargas.

Pero estas nuevas tecnologías que tanto daño hacen también ayudan al film, que es una orgía de efectos por ordenador para recrear el mundo y los lances del país de las maravillas. No sólo los fondos, sino también los actores han sido retocados (para deformar sus físicos, como el Sombrerero Loco, la Reina de Corazones) o creados directamente por ordenador (el Gato de Cheshire, la Liebre de Marzo), además de venir servidos en la panacea industrial del siglo XXI, el 3D, en un proyecto que parecía predestinado. Tim Burton vive en Londres en la misma casa que perteneció a Arthur Rackham, el famoso ilustrador de la edición de Alicia de 1907. Y esta adaptación le ha permitido volver al seno de Disney, donde el director hizo sus primeras armas.

Burton se ha rodeado como es habitual de viejos compinches. Su inseparable Johnny Depp es el crucial Sombrerero Loco y su compañera sentimental Helena Bonham-Carter es la decapitadora Reina de Corazones. El reparto se completa con los británicos Michael Sheen, Alan Rickman, Crispin Glover y Stephen Fry, con una Anne Hathaway como la Reina Blanca que curiosamente rechazó el papel protagonista. Éste ha recaído en Mia Wasikowska, vista en la serie En terapia y en el film Resistencia. Su habitual Danny Elfman está de nuevo en la banda sonora. Todos ellos recrean uno de los mejores y más perversos cuentos jamás escritos. De lo que no cabe duda es que a Tim Burton, que acaba de ser consagrado por la gran cultura con una exposición en el neoyorquino MoMA, le queda tiempo para que le corten la cabeza. ¿Adaptará Alicia a través del espejo?

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