Un estudio sobre nuestro obispado debe descansar necesariamente sobre la base del realizado por nuestro admirado amigo y maestro José Luis Repetto Betes en su Libro recuerdo de la fundación del Obispado Asidonense Jerezano (Jerez de la Frontera, CEHJ, 1980). Como en todo lo que ha escrito, José Luis es incontestable. E incontestable sigue siendo (y la arqueología ya le está dando la razón) su esbozo del Jerez musulmán, que sólo cabe realmente matizar hoy en cuestiones de detalle o, si acaso, en cambios de emplazamiento concreto, cuando ya ha caído por su propio peso aquel Jerez que erróneamente se aseguraba de origen almohade sin considerar una antigüedad mayor y suficientemente probada para los buenos entendedores. Por otra parte, ahí queda para la posteridad su magna investigación hagiográfica. Hace poco, el 9 de octubre, nuestro día de San Dionisio el del Areópago, lo oíamos en la catedral en sus palabras pronunciadas ante el pendón de la ciudad, el cabildo municipal y la Academia. La solidez de su discurso, su clarividencia histórica, su imparcialidad y ecuanimidad, sus enormes conocimientos y su labor incansable a lo largo de los años en pro de la cultura local han sido y son admirables. De ser sus amigos y discípulos nos enorgullecemos en nuestra modestia.

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