Cultura

Villa Mairea: Un claro en el bosque

Maire y Harry Gullichsen se propusieron construir una casa para lo que llamaron a su amigo Alvar Aalto que ya había trabajado como diseñador de muebles para la empresa Artek de su propiedad. La casa tendría que ser una fusión entre la arquitectura vernácula y el International Style, que en aquellos años 30 del siglo pasado arrasaba en Europa.

Construida en un claro de un hermoso bosque de abedules y pinos, bosque que el arquitecto reproduce de manera abstracta en el salón de la casa, creando una continuidad entre los troncos de los árboles de fuera y los soportes de la estructura revestidos de madera, las celosías y las protecciones de la escalera. La piscina que construye en el exterior intenta recrear uno de los miles de lagos que existen en el vasto territorio finés. Aalto tras dos proyectos, encontró una solución que convirtió el requerimiento de los propietarios en una de las mejores casas del siglo XX.

En 1944, Aalto publicó el artículo "La hueva y el salmón", en el que escribió:

"… la arquitectura y sus partes y detalles, son una especie de biología y su nacimiento tiene lugar en circunstancias muy complicadas. Uno puede comparar la arquitectura con un salmón adulto. No nace adulto, tampoco nace en el mar, donde vive, sino muy lejos, allí donde los ríos se estrechan dividiéndose en torrentes y manantiales, debajo de las primeras gotas de agua de los glaciares… tan lejos de su entorno natural como lo están la vida espiritual del hombre y los instintos de éste en su trabajo cotidiano. Y tal como el desarrollo del huevo del salmón hasta convertirse en organismo adulto requiere tiempo, también lo requiere todo aquello que se desarrolla y cristaliza en nuestro mundo de pensamientos. La arquitectura necesita este tiempo en un grado incluso mayor que el de cualquier otra obra creativa".

Pasados todos estos años Villa Mairea queda como la verificación de la razón que Alvar Aalto tenía en el texto precedente. Pese a ello, hay que recordar que a una parte mayoritaria de la sociedad ha dejado de importarle la calidad arquitectónica de los espacios que usa y habita. Claro Aalto.

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