Cultura

"La actitud ante la música de Kraus me marcó para siempre"

  • El cantante jerezano ofrece hoy en el Maestranza un recital lírico junto al también andaluz José Manuel Zapata. En él cantarán a dúo partituras españolas e italianas

El tenor jerezano Ismael Jordi protagoniza, a sus treinta y cinco años, una de las carreras más ascendentes e interesantes de la lírica española. El próximo 12 de noviembre comenzará los ensayos para abordar, en el valenciano Palau de les Arts, su primer concierto junto a Plácido Domingo. Ambos estrenarán el 3 de diciembre la ópera Iphigénie en Tauride, de Gluck, dirigida por Lorin Maazel y producida por el Metropolitan. Hoy, sin embargo, sus ilusiones están puestas en su regreso al Teatro Maestranza junto a otra de las mejores voces andaluzas: el granadino José Manuel Zapata, que triunfó en el Metropolitan la pasada temporada y acaba de recitar tangos argentinos en el Teatro Real junto a Pasión Vega.

-¿Cuál es la génesis de este inusual recital de dos tenores?

-Se trata de un proyecto de mi buen amigo Zapata, que estrenamos en Albacete y en el que participa también el pianista Rubén Fernández Aguirre. Ciertamente el formato es insólito porque suelen darse recitales de tres o cuatro tenores; los de dos son escasos y mucho más si abordan zarzuela. La primera parte la dedicaremos a la composición española e incluiremos temas de Manuel García y Joaquín Turina. Creo que como tenores andaluces tenemos la obligación de interpretarlos. En la segunda parte haremos música italiana.

-En esa segunda mitad incluirá una de las arias que tanta fama dio a su maestro Alfredo Kraus.

-Sí, Tombe degli avi miei de la ópera Lucia di Lammermoor. Es todo un reto porque sé que el Maestranza está lleno de krausistas. ¡Qué respeto tan grande me da!

-¿Cómo funciona su voz con la de Zapata en estos dúos?

-Son voces bastante similares en la forma de cantar y emocionar. José ha tendido más hacia el repertorio rossiniano y yo hacia el más romántico en títulos como Lucia, Rigoletto o Romeo, pero siempre volviendo a mi repertorio lírico ligero.

-¿Cuál es su gran aspiración a estas alturas de su vida profesional?

-Que me dejen evolucionar con naturalidad. Constantemente nos comparan con Kraus, con Pavarotti, con Carreras; nos exigen que sonemos como ellos en grabaciones que hicieron cuando tenían cuarenta o cincuenta años, sin respetar nuestra juventud. Tienen que dejarnos madurar. Tenemos una carrera que debería durar una media de 30 años. Mi deseo es que no se pierda la escuela musical y ética de Alfredo Kraus, con quien tuve la suerte de comenzar en 1998 mis estudios en la Escuela Superior Reina Sofía de Madrid. La actitud de Alfredo ante la música, su forma de verla, me ha marcado para siempre. Esta vida es frenética: hoy estás en Viena y mañana en Japón. Por eso procuro reservarme períodos de descanso y de estudio en mi casa, en Jerez, junto a los míos.

-¿Cuánto le debe la carrera de este ex-futbolista al Villamarta?

- El Teatro Villamarta es literalmente mi casa y a principios de 2009 volveré para interpretar con Ainhoa Arteta El elixir de amor de Donizetti [20, 22 y 24 de enero]. Será antes de embarcarme en los ensayos de La Traviata, que cantaré en marzo y abril en Amsterdam. Estoy muy agradecido al coliseo lírico jerezano porque trabajar con ellos me permite volver a mi casa, así como estrenar títulos que van haciendo avanzar mi carrera. Curiosamente, salgo tan nervioso a cantar en Jerez como en Viena porque las peores críticas me las han dado en mi tierra. Las mejores, en Francia, en Alemania y en Austria.

-¿Qué otros grandes retos le depara su agenda? ¿Le tienta ya debutar en el Metropolitan?

- La agenda la tengo bien repleta hasta 2011, cuando debutaré en el Liceo barcelonés con López Cobos y Juan Diego Flórez. El Metropolitan llegará cuando tenga que venir. También me apetece que me ofrezcan un proyecto como los tangos argentinos de Zapata: un musical, por ejemplo. Porque yo me apunto a un bombardeo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios