Cultura

El alma del colodión húmedo

  • El Victoria & Albert homenajeará con una exposición a Julia Margaret Cameron, creadora del efecto desenfocado en fotografía Se cumplen 200 años de su nacimiento en Calcuta

Su nombre no nos resulta muy conocido, aunque sus fotografías sí que lo son. Sus tomas de Darwin, de Tennyson, de la Alicia Liddell adulta (nuestra Alicia de toda la vida) son algunas de las imágenes más populares de sus protagonistas. También los rostros anónimos, de damas de alcurnia vestidas de samaritanas y criadas caracterizadas como nobles y madonnas, que forman parte de muchos afiches del XIX. Los suyos son de los pocos retratos de la época que, a nuestros ojos, parecen justo eso: retratos. A pesar de que tenían que posar durante minutos ante la cámara, sus modelos no resultan duros ni hieráticos, como era lo común a mediados del XIX.

La dama de sociedad que era Julia Margaret Cameron (Calcuta, 1815-Sri Lanka, 1879) se aficionó a la fotografía víctima del síndrome del nido vacío: en su 48 cumpleaños, retirada junto a su marido (un abogado comprometido con las causas sociales) en la Isla de Wight, su hija y su yerno le regalaron una cámara fotográfica. Era, por supuesto, un regalo carísimo y atípico. Y un hobby que requería empecinamiento, dinero y tiempo. Contra todo pronóstico, lady Cameron se aficionó a aquel extraño arte. Andar trasegando con cianuro de potasio era poca cosa si comparamos con la tremenda belleza que, decía, era capaz de percibir a través del objetivo. Lady Cameron convirtió su antiguo gallinero en un estudio fotográfico y el depósito de carbón, en un cuarto oscuro. Le comentaba al astrónomo John Herschel sus fracasos y avances con la técnica y utilizaba a todo el que se le ponía a mano como modelo: el propio Herschel o miembros distinguidos de su círculo de amigos, como lord Tennyson o Charles Darwin, pero también los niños que se le acercaban -que posaban como increíbles ángeles despeinados-, conocidas de su círculo o miembros del servicio. Porque esa fue otra de sus características absolutas: nunca plasmó otra cosa que la figura humana, ya fuera a través de retratos o de composiciones de corte religioso o de influencia prerrafaelita.

Aunque gozó de cierto reconocimiento -fue miembro de la Arundel Society y el Victoria & Albert Museum (entonces, South Kensington) organizó la primera retrospectiva en torno a su obra-, tanto sus contemporáneos como la crítica fotográfica inmediatamente posterior, tan hecha a lo definido, a lo estático, a lo inmutable, le achacaron una evidente falta de técnica. Era heterodoxa su manera de acercarse a los modelos, a los que retrataba a menudo en primer plano o primerísimo primer plano (frente al plano entero o medio que era la norma entonces) y utilizaba el efecto desenfocado que ofrecían las lentes antes de ajustarse (esa belleza de la que hablaba cuando pegaba el ojo a la cámara) o el barrido del movimiento como herramientas artísticas. Se la considera, por tanto, la creadora del efecto difuminado en fotografía. Una característica que, en un periodo aún boquiabierto por la mera posibilidad de poder plasmar la realidad tan cual, era considerada un defecto.

Muy lejos de deprimirse ante las críticas, Julia Margaret Cameron continuó trabajando fiel a su estilo -al menos, mientras residió en las Islas del Canal, su periodo de mayor actividad como fotógrafa-: "Cuando he tenido a tales hombres frente a mi cámara (decía, refiriéndose a algunos de sus más famosos modelos), toda mi alma se ha dirigido al deber de registrar fielmente su grandeza interior, así como los rasgos externos". Una grandeza, una cualidad del alma o huella personal que no podían transmitir los retratos de estudio y de tarjetas de visita de la época, poco más -pensaba Cameron- que recortes de camafeos. Y la moderna teoría de la fotografía terminó dándole la razón.

Su visión, o su empecinamiento, o ambos, son suficientes para que los manuales le reconozcan los méritos y para que el Victoria & Albert de Londres le dedique una retrospectiva con motivo del 200 aniversario de su nacimiento. La muestra -que reunirá un centenar de las fotografías de Cameron pertenecientes a los fondos de la institución- podrá visitarse del 28 de noviembre de este año al 21 de febrero de 2016.

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