david demaría. cantante, escritor, compositor y productor

"Tras 20 años de carrera, ya no tengo que demostrar nada a nadie, sólo a mí mismo"

  • El artista jerezano visita su ciudad y habla del que será su próximo disco, '20 años', que saldrá a la venta el 13 de abril

  • Aquí, un repaso a dos décadas de carrera y a su vida como padre primerizo

La voz de la soprano Maribel Ortega y la de la cantante Lola Vega al paso de la Virgen de la Amargura por la calle Mora ponen parte de la banda sonora de esta entrevista a David DeMaría (Jerez, 1976). También el piano de José Zarzana. El artista ha pasado unos días de descanso en su tierra, tiempo que ha aprovechado además para dar a este Diario algunas pinceladas de su inminente disco, '20 años', para celebrar sus dos décadas en la música. Aquí, una charla sobre esta media vida sobre los escenarios, su reciente paternidad y su primer libro.

-20 años no es nada...

-Según cómo se mire. A veces creo que no he cumplido años sino discos, conciertos, giras...

-Lo celebra con un disco recopilatorio, '20 años', que sale a la venta el 13 de abril.

-Es el resumen de una carrera de apuesta personal por un estilo y una forma de hacer canciones propias, llevadas quizás al formato más pop rock en estos 20 años de carrera. Tenía muchas ganas de mostrar que las canciones de David DeMaría, por muy melódicas o raíces que puedan tener de la copla, del flamenco o del rock andaluz, podían sonar en estas texturas. Ha sido clave contar con Paco Salazar (productor y guitarrista eléctrico) e Iñaki García. Con la sonoridad de Paco con la eléctrica, de Iñaki con el piano y la mía con la acústica creo que hemos conseguido que sea un disco muy de culto basándonos en Pink Floyd, U2, Triana y en esas sonoridades más especiales que tenía ganas de llevar en mi repertorio, reactualizar las canciones incluyendo tres temas inéditos y un cuarto que será la banda sonora de la película de Bernarda Alba.

-Vaya encargo.

-Sí, el más especial y con más responsabilidad que he tenido en mi vida. En cuatro minutos tengo que resumir nada más y nada menos que la 'Casa' de Bernarda Alba y convertirla en la canción principal de la película, que se estrena en primavera.

-Bernarda tiene poco de popera o rockera.

-Sí, pero como yo me siento un poco camaleónico, después de 20 años fuera de mi tierra, allá donde pongo mis pies siento que estoy a gusto. Llevo mi patria en los zapatos. Llevaré mis raíces por bandera pero reconozco que juego con la ventaja de no sentirme patriota de ningún lado, sólo del instinto, de la emoción y de aprender de otras culturas y costumbres. Igual que yo les muestro las mías a otras gentes, a mí me gusta que me enseñen las suyas.

-¿Habrá gira de este disco?

-Sí, empezamos con firmas el mismo 13 en Madrid. El 14 estaremos en Jerez (Carrefour Jerez Sur), luego en más lugares, y el 17 de mayo comienza la gira de directos en Murcia. El 6 de octubre estaremos en el Teatro Villamarta. Me espera un añito bastante intenso a partir de ya.

-Sin embargo, viene ahora de hacer labor solidarias.

-Sí, en estas dos últimas semanas vengo de Colombia con 'Acción Contra el Hambre' para colaborar con los desplazados venezolanos por los que la comunidad internacional no hace mucho. He conocido tribus indígenas con sus carencias y necesidades más básicas para vivir, pero también con su felicidad. Vengo con el alma renovada, muy depurada y conectada a otro tipo de realidad que cuando llegas al mundo desarrollado dices: ¡¿pero de qué nos quejamos?! Allí, tres niños juntos pesan lo mismo que mi hijo. Ha sido un viaje muy desgarrador pero que recomiendo que se haga al menos una vez en la vida. Luego ya, pues he ido a los Premios Dial en Tenerife, a Madrid, Santiago de Compostela por el lanzamiento del disco, a Málaga para colaborar en la fundación de Antonio Banderas y ya por fin me he podido escapar a Jerez.

-¿Y qué siente cuando llega a su tierra?

-Pues cuando respiro estos aromas de Semana Santa es especial reencontrarse con esas raíces que siempre llevaré.

-¿Se ha parado a pensar en lo que fue hace 20 años o más cuando hacía la vendimia para comprarse instrumentos, a lo que es hoy?

-Sí, sobre todo cuando te enfrentas al reto y al desafío de escribir un libro, una propuesta que había tenido en la nevera de los retos personales. Al ser padre sí que me atreví a lanzarme a la prosa y al verso libres, a la poesía lírica y épica en algunos momentos y, sobre todo, apostando por la sencillez de un lenguaje muy coloquial en el que algún día mi hijo se pueda sentir reflejado en cosas que su padre ha vivido a su manera. Escribir un libro me ha servido para retroceder en el tiempo y en plan fotogramas recorrer aspectos desde la niñez hasta la actualidad. Y para reflejar qué puede sentir un padre primerizo que ha tratado de estirar la adolescencia lo máximo posible porque he sido papá a los 40. Si lo hubiera tenido a los 20, mi hijo vendría conmigo de gira, que le gusta mucho tocar la batería (ríe).

-En ese flashback, habrá visto, recordado cosas que le gustan y que no.

-20 años después, seguir viviendo de la música, del pop, que es un género menor en este país, siendo andaluz, y en una sociedad en la que los perfiles te marcan todo, pues a mí me ha costado un poco el doble todo. Venir de Jerez y no cantar flamenco era algo contradictorio incluso para las discográficas y emisoras. Jerez es una tierra muy abierta y muy mestiza en todos los aspectos. De aquí emana el flamenco jondo, que cada vez más, por suerte, se va actualizando y va llegando a otros espectros más importantes de la sociedad a nivel nacional e internacional. Es complicado mantener una carrera apostando por un estilo propio. Cada uno tiene su propio huertecito y lo va cultivando a su manera y yo me siento orgulloso de, al menos, haber echado semillas buscando una plantación de largo recorrido, no el éxito repentino de las modas. Que 20 años después pueda volver a hacer un disco recopilatorio y vestir las canciones de otra manera, sabiendo que son buenas canciones, aunque hace 15 ó 20 años estuvieran arregladas de otra forma, para mí es como volver a poner el cuentakilómetros a cero. Todo esto me está sirviendo para rejuvenecerme y empezar de cero. La prioridad está en ayudar al prójimo y no en enriquecerme yo de ambiciones. No me interesa ese negocio porque no es la verdad.

-En 2003 comentaba en una entrevista que su objetivo era ser reconocido como intérprete.

-Cuando te sientes autor, productor, arreglista y no cantantito, quizás dije eso en un momento en el que salían muchos cantantes. Yo es que cada vez creo menos en la técnica vocal y más en la transmisión del carisma. Mi manera de interpretar mis canciones va más por eso derroteros. Prefiero la transmisión de una frase bien dicha y sentida que intentar demostrar que soy cantante. Soy intérprete de mis canciones.

-Hoy parece que se aprecia más gritar que cantar.

-También por tanto concurso televisivo por lo que se olvidan las canciones. Para mí es más importante una canción con su interpretación, esa mezcla hace que una canción sea más grande. Y es que hoy se escuchan en la radio algunas canciones con letras de ciertos estilos, que prefiero ni mentar, que me dan ardores.

-Usted es un romántico...

-Para bien o para mal (risas). Soy muy pasional... Te dedicas a esto porque se tiene una sensibilidad especial. 20 años después sería muy fácil que se te hubiera visto el plumero de que no vas de verdad. Ya no tengo que demostrar nada ni al crítico precipitado de una red social. Me da igual lo que opinen. Al único que le tengo que demostrar algo es a mí mismo. Esa hipersensibilidad, esa romanticismo en esta sociedad que cabalga a una velocidad desmesurada en esos aspectos, pues afecta bastante. Cada vez agradezco más haber conocido a la gente que he conocido, de la que me enriquezco. Pero luego me gusta meterme en la intimidad de mi laboratorio musical, mi casa, mi pequeño estudio, mis cuadernos..., y ser cada vez menos social. Estoy en esa época de criar a un hijo y mi mejor compañía es el biberón, su llanto, verlo crecer, recogerlo en la guardería y seguir robándole tiempo al sueño para escribir, terminar de crear un nueva gira, un nuevo escenario... Ese es el proyecto que me ilusiona, tener una fecha por delante. Ser artista por cojones tiene que ser muy duro, yo lo soy porque creo que todavía tengo cosas que contar.

-Intimidad que quizás le ayuda a contrarrestar tanta sobreexposición.

-Claro. He dedicado más mi vida a la creación que a exponerme. Creo que no he perdido la humildad del chaval que se iba a hacer una vendimia para comprarse un amplificador o, a pesar de que te recoja un coche oficial en México D. F. e ir al mejor hotel porque al día siguiente tocas en el Auditorio Nacional, volver a tu tierra y hacer feliz la feria de Benamocarra o la de Guadalcacín, con tu equipo y teniendo 50 ó 60 fechas que hacer cada año.

-¿Cómo mantiene el norte?

-Pues con esa educación tradicional, la cultura, haberte creado una familia estructurada, ser una persona de valores y principios. Por eso, cuando pasa un Cristo hay que verlo (se asoma al balcón del Diario para disfrutar de una de las hermandades de Miércoles Santo).

-¿Le gusta la Semana Santa?

-Sí, como algo cada vez más cultural, histórico, artístico e iconoclasta, aunque tras tantos años fuera, sí que noto el desarraigo hacia ella. Me da pena porque si me hubiera quedado viviendo en Jerez hubiera acabado en una hermandad porque siempre se pierde el apego hacia creer que sólo existe esto. Desde fuera se ve todo más globalizado. Yo flipo con la Semana Santa pero sin fanatismo. Los fanatismos me dan miedo.

-¿Le ha cantado alguna vez a la Semana Santa desde un balcón?

-No, no. Pero en la ducha canto unas saetas que se cagaría más de uno y me dirían que no lo hago mal (ríe). Pero no, no, eso es mucho respeto para mí. Nunca lo haría.

-Tras más de media vida en Madrid, ¿por fin ha aprendido a hacer berza jerezana?

-(Risas). Sigo aprendiendo a ser un buen pinche y nada más que llego a Jerez mi madre me tiene hecha su berza con la pringá. Yo cocino canciones, que mucho es.

-Tras estos primeros 20 años de carrera, ¿qué espera de los próximos?

-Espero terminar de pagar las hipotecas con la música y, quizás, desaparecer, retirarme a tiempo, no volverme loco por el personaje. Ese sería mi sueño. Desaparecer, como un barco hacia el horizonte.

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