Crítica de Cine cine

Más que batalla, escaramuza

Siguiendo la estela de recientes películas que tratan de deportistas (Invencible, El ídolo, Eddie el Águila, Monneyball, Rush, El caso Fisher, Foxcatcher) siempre vinculándolos a duelos cuya significación desborda el deporte, casos de corrupción o historias de superación, esta película trata del partido de tenis jugado en 1973 por el campeón retirado Bobby Riggs, de 55 años, y la número uno del tenis femenino Billie Jean King, de 29 años, en el que se dirimía la igualdad técnica y física (y, por supuesto, económica) entre hombres y mujeres en este deporte. El partido de exhibición se convirtió (porque fue diseñado así) en un superespectáculo mediático con millones de espectadores llamado La batalla de los sexos.

Hay en esta película una historia de amor, una historia de poder mediático, una historia de avidez económica, una historia de lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, una historia de los oscuros submundos del deporte, una historia cómica sobre un tipo ridículo… Hay muchas historias que se entrecruzan, todas con posibilidades. Sin embargo, el conjunto no pasa de ser una crítica blanda al machismo personal (el memo de Riggs) o corporativo (el papel jugado por los gerifaltes del tenis y los medios), una caricatura de los malos y un retrato pastelito de los buenos. Todo muy correctamente filmado por los ultrapolíticamente correctos (lo que incluye, naturalmente, ciertas incorrecciones toleradas) Joanthan Dayton y Valerie Faris, autores de la muy premiada y aclamada Little Miss Sunshine (2006) que los dio a conocer y de la aplaudida Ruby Sparks (2012). Sus fans, que son muchos, disfrutarán con esta excursión a los 70 perfectamente reconstruidos por la extraordinaria diseñadora de producción Judy Becker (responsable de las perfectas recreaciones retro de Brokeback Mountain, Historia de un crimen, I'm Not There, Hitchcock o Carol) y la fotografía de Linus Sandgren (elevado a los altares hollywoodienses por La La Land que le valió un Oscar). No mucho más que sus trabajos de fotografía y ambientación ofrece esta película correcta que promete más de lo que da.

La en mi opinión sobrevalorada Emma Stone, capaz de lo mejor y lo peor según quien la dirija, está aquí muy bien. No se puede decir lo mismo de Steve Carrell, actor del exceso a quien en esta ocasión los directores no ponen freno.

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