Cultura

La película brasileña 'Tropa de élite' gana el Oso de Oro de la Berlinale

  • Padilha describe la brutalidad de la policía que combate el narcotráfico en Río de Janeiro

La película brasileña 'Tropa de élite' de José Padilha, que describe la brutalidad de la policía que combate el narcotráfico en Río de Janeiro, ganó por sorpresa este sábado el Oso de Oro del 58º Festival de Cine de Berlín. "Es difícil expresar sentimientos en cualquier lengua. Costa-Gavras es un héroe para todos en América Latina, por todas las películas que ha hecho", dijo el realizador brasileño al recoger el premio en homenaje al presidente del jurado, el director greco-francés.

'Tropa de élite' no entraba en la mayoría de los pronósticos para el Oso de Oro, que apuntaban sobre todo a 'There Will Be Blood', del estadounidense Paul Thomas Anderson, candidata a ocho Oscars, y a 'Happy-go-Lucky', la comedia del director británico Mike Leigh.

En cuanto al resto de los galardonados de la Berlinale, Anderson se alzó con el Oso de Plata al mejor director, y la actriz británica Sally Hawkins y el actor iraní Reza Najie lograron el Oso de Plata a las mejores interpretaciones por 'Happy-go-Lucky' y 'The Song of Sparrows', respectivamente. Al aceptar este premio, Anderson agradeció a su actor principal, Daniel Day Lewis, capaz de lograr que "cualquier director parezca un buen director". "Es para Mike Leigh", exclamó Hawkins al recibir el premio, con lágrimas en los ojos, dirigéndose al director de la película.

Documentalista brasileño de 40 años, José Padilha, autor de 'Bus 174', que relataba el secuestro de un autobús en Río de Janeiro en el año 2000, quiso que su primera ficción describiera el trabajo de los policías brasileños especializados en la represión del tráfico de drogas.

'Tropa de élite' le sigue los pasos al oficial de policía Nascimento (Wagner Moura) que dirige el grupo de intervención de élite de Río en 1997. Agotado por un trabajo de tanto riesgo, Nascimento se plantea abandonar cuando se entera de que su mujer está embarazada. Pero justo le confían una última misión: "limpiar" las favelas para garantizar la seguridad del Papa Juan Pablo II de visita a Brasil. A un ritmo acelerado y una banda sonora ensordecedora, con cambios de cámara violentos, la película deja poco espacio para reflexionar y mucho para la acción, a un límite quizá sensacionalista, en palabras del propio Padilha, que quiere sumergir al espectador en la violencia de las favelas. Padilha, que se declara admirador del estadounidense Martin Scorsese, dijo tras el pase de la película en Berlín que "cada una de sus escenas está basada en la realidad". "Tenemos una fuerza de policía muy corrupta, muy violenta. En Río de Janeiro la policía mata cada año a unas 1.200 personas. La población odia a la policía con muy buenas razones", afirmó el cineasta brasileño, cuya película en copias piratas la vieron en su país más de 11,5 millones de brasileños mayores de 16 años y 20 millones menores de esa edad.

La película cuenta con el respaldo de producción que suponen los hermanos estadounidenses Weinstein, conocidos por haber fundado Miramax en 1979, vendida a Disney a principios de los 90 y por haber lanzado las películas de Quentin Tarantino y de Michael Moore.

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