La ciudad de la historia

El colegio de estudios mayores de la Santa Cruz

SAN Juan de Ávila es una figura esencial para conocer uno de los más bellos episodios de la historia de la Cultura del Jerez del siglo XVI. El punto de partida de la fundación de este establecimiento docente del Jerez del Renacimiento, titulado de la Santa Cruz, hay que buscarlo en las predicaciones en nuestra ciudad de este Santo, al que algún autor ha calificado como Apóstol de Andalucía, tras su estancia en Sevilla y Granada. En esta última localidad actúa como el protagonista de la conversión del gran Apóstol de la caridad, San Juan de Dios.

Es Fray Luis de Granada el que, en la biografía del Santo de Ciudad Real, cita a Jerez como lugar de acción evangelizadora. La fundación del colegio de estudios mayores de la Santa Cruz de Jerez se encaminó a dos fines trascendentales: el primero y esencial es la formación de sacerdotes doctos y celosos en su ministerio; la segunda y accesoria, solucionar el problema de la enseñanza superior en una ciudad que vive un etapa de transformación y desarrollo.

Entre nuestros apuntes bibliográficos tenemos unas líneas del profesor Fernando García Gutiérrez, jesuita, en las que desgranaba la relación de la Compañía de Jesús con nuestra ciudad. Mencionaba entonces la labor de San Juan de Ávila con niños, desde la enseñanza básica de la doctrina, y jóvenes, con sus fundaciones de colegios mayores y universitarios. Juan de Ávila ofreció a San Ignacio de Loyola sus discípulos y sus instituciones docentes, entre ellas las del colegio de la Santa Cruz de Jerez, al que trató de hacer universidad. Indicaba el aprecio y cercanía de ambos santos, y de entre los discípulos del santo manchego, San Ignacio recibe en Roma en 1546 al jerezano Cristóbal López de Mendoza, primero de los 'avilistas' que ingresa en la Compañía de Jesús.

No crea el lector que San Juan de Ávila y Jerez es un tema novedoso, todo lo contrario. En 1959, Hipólito Sancho de Sopranis publicaba en el Centro de Estudios Históricos Jerezanos dos monografías tituladas respectivamente: 'Establecimientos docentes de Jerez de la Frontera en la primera mitad del siglo XVI' y 'Establecimientos docentes de Jerez de la Frontera en la segunda mitad del siglo XVI'. En el primero de ellos dedica el segundo capítulo al Santo manchego. Sin embargo, no era la primera vez que dedicaba un estudio, pues en 1943, editaba en el 'Archivo Ibero Americano', 'Una fundación docente del Beato Juan de Ávila desconocida. El colegio de Santa Cruz de Jerez de la Frontera'. Unos años antes, en mayo de 1936, Ildefonso Romero publicaba en El Debate un artículo sobre la labor del Santo de Ciudad Real en Andalucía; 'El Beato Juan de Ávila maestro por antonomasia del clero secular'. Otras memorables obras de carácter biográfico general son el libro de José Fernández Montaña de 1889, titulado 'El venerable maestro Juan de Ávila', o el compendiador trabajo que para la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) publicó Luis Salas Balust en 1952, los volúmenes de 'Obras Completas del Beato Juan de Ávila' y 'Biografía del Beato Juan de Ávila'. En cuanto al material paleográfico utilizado por Hipólito Sancho, el autor portuense recoge en sus estudios las actas de las reuniones de cabildo que van desde 1541 a 1588 (del libro capitular, folios 92, 145, 183, 190, 193, 412, 413, 786, 788, 816, 846 y 847).

San Juan de Ávila desde los primeros tiempo de su obra fundacional, crea dos modelos de colegios: unos dedicados a los estudios mayores de Artes y Teología, y otros más modestos que recogen niños desvalidos que reciben una formación, primero religiosa, y más adelante en básicos rudimentos académicos. Quince son los establecimientos docentes que funda en Andalucía, entre los que figura la Universidad menor de Baeza, el colegio clerical de la Asunción de Córdoba, escuelas menores en Baeza, Priego y Montilla, y el colegio de Artes y Teología de Jerez, con el patronazgo del Concejo de la ciudad. Creemos que Granada marca trascendentalmente al Santo, y el colegio clerical de dicha ciudad, en la que pasa largo tiempo.

Puestos en marcha los centros de Granada y Córdoba, puede madurar la implantación de un colegio análogo en nuestra localidad, ya que aquí se daban tres factores que eran propicios: una ciudad rica, la necesidad espiritual de San Juan de Ávila muy sentida, y un potencial número de maestros y alumnos. Buena parte del personal docente saldría del antiguo alumnado 'avilista', y sus discípulos entre los interesados en aprender, que no tenían medios por falta de establecimientos docentes. El Santo de Almodóvar del Campo se entrevista con los dirigentes del consistorio jerezano, el corregidor y los más destacados de entre los veinticuatros, a los que convence sobre la necesidad de crear un estudio superior que posibilite la entrada en la Universidad, tanto a seglares con los estudios mayores de Artes, como a los clérigos con los de Teología. La viabilidad del proyecto pasaba por no hacer recaer su mantenimiento en la hacienda del Concejo de Jerez, sino en una serie de rentas beneficiales que eran disfrutadas por clérigos que no residían en nuestra ciudad, y que favorecían a éstos de este tipo de mayorazgo rentista. San Juan de Ávila, formado en la Complutense, no dudará en criticar duramente éstas y otras prácticas corruptas de parte de la Iglesia, por lo que su pensamiento estará cerca del erasmismo.

Entre los objetivos del Santo está el crear con estos medios económicos un colegio en el que aquellos que quisieran seguir la carrera eclesiástica encontraran maestros doctos en la doctrina, a la vez que ayudara a aquellos otros que quisieran proseguir estudios de medicina o jurisprudencia en Maese Rodrigo o Salamanca. El propio fundador del colegio de la Santa Cruz se ofrece para negociar en Roma los breves de anexión necesarios. Corre el año de 1540 y el Santo de Ciudad Real es un hombre en plena madurez física e intelectual, apenas pasa la barrera de los cuarenta años. Fray Alberto de las Casas, provincial de los Predicadores de Andalucía, fue tan favorable al proyecto que contestó a Jerez con una muy laudatoria misiva, la cual pudo leerse en el Cabildo del Concejo el 19 de enero de 1541, una semana después de redactada ésta.

Fco. Antonio García Romero

Eugenio J. Vega Geán

Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

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