Cultura

Los contundentes guiños de la forma

A Blanca del Río la conocemos en el sanluqueño castillo de Santiago el verano pasado. Allí exponía en una buena colectiva junto a Nacho Estudillo, Rocío Cano, David Maldonado, Fernando Pemartín, Mercedes Díez, Marianela Ruiz y Fermín García Villaescusa. La fortaleza plástica de la joven artista no pasaba desapercibida y dejaba en el espectador un poderoso regusto a contundencia formal. Tenía todos los planteamientos que pensábamos para la Sala Arteadiario. Hablamos con ella y hoy llena de pasión material el espacio multiusos del Diario.

Para esta muestra la autora jerezana ha conformado dos momentos artísticos perfectamente delimitados. Por un lado, obras pictóricas que yuxtaponen conceptos, que si no contrarios, sí de dispar naturaleza. Así, se observa el patrimonio determinante de la forma junto a una pulcra ilustración enmascarada en el impactante entramado plástico; el gesto apasionado de la pincelada violenta se vuelve, en el mismo espacio pictórico, sutil línea dibujística; la descarnada realidad del motivo representado diluye sus concreciones hasta posicionarse en un rumbo pictórico que casi roza los límites de lo abstracto, en un juego apasionante de ambigüedad visual. Estos guiños de la representación se ven, además, acentuados en una espléndida presentación, con los cartones acertadamente dispuestos en una poderosa enmarcación que acentúa y establece una continuidad con la propia obra. Para terminar el desarrollo de la pintura de Blanca del Río, no se puede olvidar, por su contundencia formal y su compromiso con una plática de máximos, la frágil naturaleza del soporte, simples cartones que asumen una extrema potestad material y articulan una composición que potencia el expresionismo de la forma y magnifica el sentido conceptual del motivo representado. Al mismo tiempo la exposición presenta una serie de trabajos en los que fotografías antiguas han sido manipuladas hasta desprenderse de su primitivo sentido y adoptar una nueva entidad ilustrativa que, a su vez, queda mediatizada por un formalismo aplastante que rompe el hilo conductor de la representación para decantarse hacia un nuevo sistema donde la realidad permanece suspendida en la maraña del recuerdo y la propia estructuración compositiva.

La muestra de Blanca del Río en la Sala del Diario nos pone en el camino de una autora joven con segura proyección. Su buena disposición artística, su conocimiento pictórico, su compromiso con una pintura poderosísima y con nuevos registros de una creación en la que intervienen modernos sistemas de producción, la hacen merecedora de las mayores atenciones.

Es esta joven artista un valor seguro al que hay que tener en cuenta porque siente en artista, trabaja en artista y crea en artista. Algo que no siempre es fácil de encontrar.

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