Cultura

La copla, según Fernando Soto

  • El jerezano se lleva el calor de su público en un concierto en el que exhibe su personalidad arrolladora encima del escenario y donde cuelga el 'no hay billetes'

Cante: Fernando Soto. Guitarra: Pedro Pimentel. Percusión: Carlos Merino. Piano: Sergio Monroy. Bajo: Pepe Pulido. Coros: Pechuguita y Manu Soto. Artistas invitados: Pitingo y Joselete de Musho Gitano. Día: 23 de febrero. Aforo: Lleno.

No suele ser común, que un artista jerezano levante tanta expectación. De por sí, esta ciudad es sui generis en muchos sentidos, de ahí que el manido dicho 'nadie es profeta en su tierra' se cumpla en infinidad de ocasiones, al menos si lo extrapolamos al mundo artístico. No ocurrió el pasado jueves con Fernando Soto, cuyo regreso a su ciudad natal respondió con creces a lo esperado, un dato cuanto menos significativo. El del barrio de Santiago había agotado el papel unos días antes de su concierto, donde presentaba su primer disco, pero pese a todo fueron muchos los que se acudieron personalmente hasta las taquillas horas antes del espectáculo para intentar aprovechar cualquier hueco y ver en directo al joven intérprete.

La Sala Compañía fue un hervidero de gente, desde artistas y compañeros de profesión del jerezano, hasta fieles seguidores de su arte que no quisieron perderse su puesta de largo en Jerez. Fernando se dejó la piel en una actuación, que se prolongó por espacio de hora y media larga, en la que el público disfrutó de lo lindo con sus innatas condiciones artísticas, además de con su avasallador dominio de la escena.

"Estoy muy nervioso, porque esto de cantar en Jerez, aunque sea un tópico, me tiene loco", interactuó con el público nada más subir al escenario.

Acto seguido, y con el abrazo musical del piano de Sergio Monroy, Fernando Soto se adentró en su particular tratamiento de la copla. Lo hizo mediante Maldigo tus ojos verdes "con el que me quiero acordar de La Paquera y Manuel Parrilla, dos pedazos de artistas de Jerez".

Su voz y su cante son como una avalancha de sensaciones. Sin perder nunca la compostura y manteniendo siempre el contacto con el patio de butacas, el jerezano tiene un elemento distinto a otros, su singular manera de interpretar. No necesita echar mano de estereotipos ni de 'imitaciones', de su persona brota un carisma capaz de ejecutar el extraordinario tema de Antonio Gallardo o cualquier otro con una impronta y un tronío que poseen pocos.

De igual forma engrandeció el clásico No Puedo Vivir Contigo que magnificó Manolo Caracol, o los tonos de una 'buleaera' versión de El Clavel de Rafael de León y Solano, con la que encandiló a la sala.

En medio de los olés del público, Fernando rindió pleitesía a Raphael (con el Qué sabe nadie de Manuel Alejandro) y Bambino, en todo momento arropado por la excelente guitarra de Pedro Pimentel, la percusión de Carlos Merino, el bajo de Pepe Pulido y los coros de Manu Soto y Pechuguita.

La temperatura de la noche registró su punto más álgido con la entrada en acción de Pitingo, "una persona a la que quiero mucho y admiro", exclamó el jerezano envuelto en un elegante frac. Ambos interpretaron a dúo, cada uno con su peculiar estilo, otro de los temas del disco, 'Limosna de Amores', donde el cantaor onubense exhibió su espectacular dominio de la voz.

En medio de la emoción, Fernando 'rescató' del público a Mara Rey, el guitarrista Antonio Rey, José Gálvez y a la bailaora Mercedes Pantoja, y echó mano de Joselete de Musho Gitano con los que puso colofón a modo de fin de fiesta una velada entretenida en la que no faltó el baile de su propia madre.

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