Cultura

Un equipo holandés rueda en Jerez el documental 'El cante bueno, duele'

  • El canal público NTR produce un acercamiento a los orígenes del flamenco en la gran cuna del arte jondo · Moraíto hace de 'cicerone' en un trabajo que se estrena en enero como preludio de la Bienal de Holanda

Había que escuchar a María Bala, rozando los 80 años, cantar 15 minutos por soleá hasta hacer saltar las lágrimas; atender a las férreas reflexiones de Manuel Morao en su defensa a ultranza del cante gitano; había que escuchar a Moraíto y a su hijo Diego para entender el valor de la transmisión de un legado; ver a Chícharo en la cotidianeidad de su puesto de pescado de la Plaza o a Manuel el Bo en Los tres reyes, haciendo compás en la barra con los nudillos y haciendo del flamenco una forma de andar por la vida. Todos esos instantes han quedado impresos en los fotogramas de El cante bueno, duele, un documental producido por la televisión pública holandesa NTR que recientemente han ultimado en la ciudad sus directores, Ernestina van de Noort y Martijn Van Beenen.

La primera, responsable artística de la Flamenco Biennale Holanda -cuya tercera edición tendrá lugar entre los próximos días 21 y 30 de enero de 2011-, explica el proyecto: "Para un holandés el cante es muy hermético; mi padre, por ejemplo, no entiende por qué esos quejíos, esos alaridos... Nuestra pretensión con este documental era tratar de ahondar en las razones, en los orígenes, de por qué el flamenco se expresa como se expresa". En este sentido, Ernestina agradece la predisposición de la cadena pública para embarcarse en el proyecto: "Desde el principio nos han dado facilidades, no ha habido mucho presupuesto pero sí una confianza absoluta en el interés que puede despertar el documental".

Tras permanecer una semana en la ciudad, escudriñando los secretos más íntimos del cante, conviviendo y disfrutando de puertas adentro, Ernestina y su reducido equipo audiovisual tienen material más que suficiente para trazar una panorámica sobre "Jerez como cuna del cante; un territorio muy fuerte, muy potente y muy vivo donde se desarrolla el flamenco". "Queríamos mostrar los aspectos sociológicos y exponer la génesis que no debe olvidarse, de dónde y de quiénes procede el flamenco; descifrar los códigos que los componen", ahonda esta devota del arte jondo que empezó a zapatear por las aceras de Ginebra hace 25 años tras ver Carmen de Saura y ya no ha podido despegarse de su gran pasión.

Con la frase de Juan Talega, El cante bueno, duele, se abren unos 40 minutos de introspección en el arte jondo según Jerez. El broche de oro del documental es una fiesta en Gitanería, el bar que regenta el cantaor Mateo Soleá en Santiago. Allí se dan cita un domingo de noviembre Moraíto, Fernando de la Morena, Diego Carrasco, Jesús Méndez... De cerca, sin importunarles. "Queríamos naturalidad, integrarnos en la fiesta sin molestar", comenta. Con Manuel Moreno 'Moraíto' de 'cicerone' de un patrimonio universal, el documental trata de desentrañar estas raíces a lo largo de un metraje que se verá por primera vez el próximo 15 de enero en NTR. "Será el preludio de la Bienal de Holanda", anticipa Van de Noort, quien se muestra orgullosa "por la forma en que nos han recibido y por la confianza que inspiramos al permitirnos entrar en sus ambientes, en su día a día, para ver cómo sienten el flamenco en una de sus cunas".

"Sólo hemos tenido un cámara, que ha ido moviéndose para tratar de estar lo más cerca de los artistas, sin molestarles pero acercándose a los primeros planos, a los detalles", comenta la codirectora del proyecto documental, que también trabaja para que pueda presentarse en el próximo Festival de Jerez. El primer objetivo, no obstante, es que en Holanda, donde el flamenco suena tan ajeno para muchos pero a la vez tan cercano para algunos, se entienda mejor esta expresión artística tan enraizada en las costumbres, en la transmisión oral, en la herencia y, sobre todo, en una forma de vivir la vida.

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