Lectores sin remedio por Ramón Clavijo y José López Romero

La escuela de la ignorancia

EL otro día comentábamos mi compañero y amigo Agustín y yo las deficiencias lectoras de los alumnos actuales, y él ponía un ejemplo muy claro: "si en una relato aparece -me decía- la expresión "un bosque de baobabs", ¿qué puede ser un baobab? Les pregunto a mis alumnos, y ninguno es capaz de acertar con una respuesta; porque no saben relacionar el contexto: si es un bosque, el baobab no puede ser otra cosa que un árbol". Y es curioso que leyendo un librito titulado 'La escuela de la ignorancia' me encuentro con el siguiente párrafo: "En 1983, el rectorado de Niza realizó una encuesta a cerca de 12.000 alumnos de 1º de Enseñanza Secundaria. El 22,48% no sabía leer y el 71,59% era incapaz de comprender una palabra nueva a partir del contexto". Han pasado 26 años entre la encuesta de los alumnos de Niza y la anécdota de mi amigo Agustín, y yo no sé cómo andará hoy en día el nivel lector de los franceses, pero sí conozco y me lamento del nivel de nuestros alumnos. Pero en esto de la educación lamentarse sirve de bien poco; es más, a veces para lo único que sirve es para cruzarse de brazos porque la solución es tan compleja -se excusan casi todos- que es inútil ni siquiera intentarlo. Y sin embargo, yo creo que por ser tan evidente y tan descaradamente sencilla, se le tiene miedo a ponerla en práctica. Basta con suprimir los manuales de la enseñaza primaria, y hasta de los dos primeros cursos de la E.S.O., y sustituirlos por un ordenador para que el alumno empiece a adquirir competencia en las nuevas tecnologías, periódicos en las aulas para que desarrollen un conocimiento de la realidad que les rodea y preparen su inteligencia crítica, y libros de lectura. ¿En clase? Lectura y escritura, sobre todo, y una enseñanza basada en ámbitos de conocimientos muy básicos. Tan sencilla la solución que da hasta vértigo. "La escuela de la ignorancia", escrito por el francés Jean-Claude Michéa, es, más que un librito, una llamada de atención contra una escuela que ha dejado de dar ese servicio social que consistía en transmitir la cultura, formar el espíritu crítico y hacer a los hombres y mujeres libres, para convertirse en estabulación de analfabetos funcionales. El peligro del que nos avisa lo podemos resumir en otro fragmento: "Entendemos por "progreso de la ignorancia" no tanto la desaparición de los conocimientos indispensables… sino el declive de la "inteligencia crítica"; esto es, la aptitud fundamental del hombre para comprender a un tiempo el mundo que le ha tocado vivir y a partir de qué condiciones la rebelión contra ese mundo se convierte en una necesidad moral". Quizá es eso lo que se pretende, porque la ignorancia es una manera, la más perversa, de esclavitud y dominio.

Libros recomendados:

Industrias y andanzas de Alfanhuí: Rafael S. Ferlosio. Booket, 2009.

Publicada en 1951, y recuperada ahora en bolsillo bajo el eco de la reciente concesión del Nacional de Literatura a su autor, esta novela pasa por ser la primera de su ya extensa obra, y donde se hacían reconocibles sus principales virtudes literarias que se popularizarían luego con 'El Jarama', premio Nadal de 1955. Volvemos, pues, la vista atrás a esta denominada novela de las de formación, pues en ella se trata de eso, de un periodo de aprendizaje de un niño, o lo que es lo mismo de sus aventuras y desventuras mientras va sirviendo a distintos amos recorriendo distintas zonas geográficas. Heredera de la literatura picaresca española se aleja no obstante del realismo y costumbrismo característicos de la misma, para incorporar elementos fantásticos a la narración, hasta el punto de que algunos la consideran como un claro antecedente del realismo mágico hispanoamericano. Recreémonos, pues, en este excelente relato de uno de los más relevante escritores españoles. R.C.P.

Tres vidas de Santos: Eduardo Mendoza. Seix Barral, 2009.

Tres historias diferentes pero con un denominador común: el que los protagonistas de cada una de ellas son seres singulares, diríamos que en extremo singulares, tanto como para poder ser catalogados, como hace el autor no exento de sorna, como santos. Tras el hilarante relato de Pomponio Flato, nos encontramos a un Mendoza más contenido, pero sin perder las características que lo distinguen y que hacen que sean legión sus seguidores. Estos relatos oscilan entre la broma y la gravedad, entre la ironía y el humor. Historias que comienzan en la Barcelona de la postguerra, en casa de una familia burguesa que acogerá a un obispo mexicano exiliado, para saltar luego al continente negro, donde seguimos los avatares de Dubslay, en apariencia un vividor, pero al que el final trágico de su madre le llevará a un sorprendente final. El que cierra el libro, el relato más intenso y vibrante: un preso se redime a través de la literatura hasta convertirse en un autor de éxito, mientras su maestra, Fornillos, malvive. R.C.P.

Apartamento en Atenas: Glenway Wescott. Debolsillo, 2007

Hay muchas formas de tortura, como podemos comprobar a diario en la crónica negra e infame de la violencia de género, sin llegar siquiera a veces a la agresión física. Quizá la peor no sea precisamente ésta, sino la psicológica, de la que también la actualidad lamentablemente nos da ejemplos escalofriantes. Esta novela del escritor norteamericano ahonda con una frialdad que conmueve en la capacidad de resistencia y docilidad de los torturados, y en la no menos infinita capacidad de crueldad del torturador. Ambientada en la Atenas ocupada por las tropas nazis, la familia Helianos ve cómo cambia su vida burguesa, anodina y hasta un tanto triste, con la llegada del capitán Kalter que se instala en su casa. Un relato de humillaciones agravado por el carácter apocado del sr. Helianos, por la enfermedad de su mujer y por la atmósfera claustrofóbica que envuelve al apartamento en Atenas. J.L.R.

Poesía española de vanguardia (1918-1936): Ed. de Fco. J. Díez de Revenga. Castalia, 1995.

En más de una y varias ocasiones he comentado las bondades de las antologías y más tratándose de géneros como el lírico. Y aunque toda selección por su propia naturaleza es siempre parcial (defecto que todos ven en este tipo de libros), son más las ventajas que los inconvenientes que les reporta a los lectores, sobre todo si éstos sólo pretenden acercarse a género y época con afán de hacer una primera incursión sin más profundidades. La antología preparada por Díez de Revenga de la poesía española de vanguardia tiene todas esas virtudes y, para el exigente, ese defecto. Nos ofrece una selección de autores y poemas lo suficientemente representativos de una época, la primera mitad del siglo XX hasta la guerra, y de unos movimientos, unidos bajo el título de "vanguardias", que ponen al lector en contacto con un tipo de lírica poco conocido, poco leído y, en consecuencia, poco disfrutado. J.L.R.

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