Tribuna libre

La fiesta de los Archivos, de la historia, del futuro

CIERTAMENTE, vivimos en un mundo convulso donde la crisis climática, política, demográfica y económica, más hechos civilizatorios de gran calado como la globalización del consumo o el estallido de la multicomunicación, nos hacen a todos sentir que nuestros cimientos tiemblan, se desdibujan, se reblandecen. La historia se convierte, más que en un depósito seguro de fundamentos, en un juego azaroso de hechos sin ton ni son donde, lo mismo que el presente, adopta la poco grata forma de un intrincado laberinto, amable a veces por cuanto nos proporciona algunas anécdotas y recuerdos gratos, pero siempre con un halo de sombras que no alcanzamos a comprender bien. El mundo de la historia se convierte, quizás, en ocasiones, en un refugio, en un lugar donde queremos reconocernos en un pasado que fue siempre mejor… aunque ya sabemos que el pasado está lleno de situaciones espantosas.

El mundo del pasado, el papel de la memoria escrita y oral, nuestra historia y nuestra intrahistoria, los hechos que recordamos entre todos, los vestigios que quedan ante nuestra vista y nos hablan del lugar histórico de donde venimos… ¿qué papel juega todo esto en un tiempo, como el nuestro, sin duda nervioso, un tanto desnortado, lleno de riesgos e incertidumbres? La pregunta no es fácil, pero, en todo caso, tiene en el mundo de los archivos un recurso donde situarse e intentar responder. Porque la historia, de la mano de los archivos y las bibliotecas patrimoniales, constituye, qué duda cabe, una plataforma ideal para poder comprender lo que sucede en el mundo de hoy y lo que podría suceder en el futuro.

Las actas capitulares del siglo XVIII hablan, por ejemplo, de cómo los jornaleros y pegujaleros de aquella época pedían tierras al Ayuntamiento para poder roturarlas y obtener la subsistencia. También hablan de cosas muy variadas como las duras condiciones higiénicas y sanitarias del pueblo de Jerez en la segunda mitad del siglo XIX, o del avance económico de la burguesía local en el campo de la exportación vinícola, o del papel de la iglesia en el ámbito educativo, o del arraigo y expansión de las asociaciones obreras en nuestra ciudad… El Archivo nos habla de todo esto y de muchísimo más y nos permite, por ello, encontrar el sentido, el hilo conductor y las singularidades de nuestra particular historia.

Después de casi 30 años de servicio en el Archivo Municipal, después de haber visto de todo aquí en el Archivo y en mi propia ciudad, después de haber leído cuanto he podido en los documentos del Archivo cosas sobre nuestra historia para poder comprender ese hilo conductor del que hablaba, pienso que la clave más principal de nuestra historia es la dolorosa ausencia de educación, formación y cultura para la mayoría de la población. La burguesía sí la disfrutó, pero el pueblo no, el 95% de la población no. Debemos apostar ahora, al cien por cien, por la formación, la educación y la cultura de todos y de todas, particularmente de nuestros jóvenes. Ninguna otra cosa más que esta nos hará salir de la crisis en que algunos nos han sumergido

"A menudo se les confunde con las bibliotecas y los documentos de archivo siguen siendo considerados como un material para el uso interno de las organizaciones; siempre de muy difícil acceso y sólo de interés, si acaso, para los historiadores. Esta percepción que público y organizaciones tienen de los archivos no es clara ni exacta, pero produce un impacto negativo en los recursos humanos y financieros que los responsables y administradores asignan a los archivos de sus organizaciones o instituciones". Cambiemos esta percepción, superemos juntos la dura crisis por la que atraviesa el Archivo Municipal de Jerez.

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