Alba Molina. Cantante

"Es fundamental el papel de los puristas; pero yo soy gitana, no hago flamenco"

  • Alba Molina actúa esta noche en la sala Milwaukee de El Puerto de Santa María · Su padre, el guitarrista Manuel Molina, será el colaborador estrella de un repertorio "romántico y soñador"

Alba Molina es la dueña de una de las voces más fascinantes que el que esto escribe ha escuchado en su vida, ya sea a través de un disco o al otro lado del teléfono. A medio romper, honda, llena de personalidad y de esos registros que sólo los gitanos poseen.

Hija de Lole y Manuel, una de las parejas artísticas más grandes de nuestra cultura, comenzó en la música de la mano de su padre y Alejandro Sanz tras pasar buena parte de su infancia y su adolescencia desfilando como modelo por toda Europa. Su primer trabajo, Despasito, dejaba adivinar un futuro inmenso y abierto al mestizaje y a las probaturas sonoras de todos los colores, como fue demostrando a lo largo de sus diversas etapas musicales: primero en solitario, luego con Las Niñas, posteriormente colaborando con Pereza, y finalmente con Andreas Lutz, voz de O'funkillo.

Por el camino ha ido dejando canciones que han servido para representar a toda una cultura (la nuestra) y ha experimentado con el jazz hasta contar con una serie de registros completamente abrumador.

Tras un periodo alejada de los escenarios por su reciente maternidad, Alba Molina vuelve en la sala Milwaukee con un repertorio apasionante, acompañada por el piano de Álvaro Gandul, las percusiones de Paco Vega y (mucho ojo) la guitarra de su padre, Manuel Molina.

-Siendo hija de los enormes Lole y Manuel, supongo que la sangre la llevó inevitablemente al flamenco y a la fusión.

-Bueno, la sangre hace mucho. Sin duda... La música es la manera de vivir que tengo, y la vivo en todos los sentidos.

-Empezó trabajando como modelo muy joven por toda Europa. ¿Influyó esa forma de vida en su posterior desarrollo musical?

-Pues la verdad es que no tiene mucho que ver una cosa con otra. La pasarela es para mí una diversión y una manera de sentirme guapa; pero la música, te vuelvo a repetir, es mi manera de ser. No sé vivir si no es alrededor de la música.

-En su primer disco, Despasito, colaboraron dos músicos inmensos: su padre y Alejandro Sanz. Con esa voz que tiene, ¿cómo tardó tanto en sacar sus primeros trabajos?

-Despasito fue un disco relajado. No había prisa, no había crisis, y, la verdad, fue una pasada vivirlo. Fue absolutamente apasionante. Y tardé un poco en volver a grabar porque no paré hasta encontrar el repertorio que creí conveniente. Pero sobre todo fue una experiencia única y necesaria.

-Luego pasó unos años con Las Niñas para después colaborar con Pereza, metiéndote en unos registros que tenían menos que ver con el flamenco. ¿Hasta dónde llega su idea de fusión musical? ¿Qué piensa de los puristas del flamenco que critican todo lo que se aleje de los estándares?

-Me gusta investigar, y por suerte la música que me gusta me engancha y me enamora continuamente. Soy una persona que quiere vivir el momento, y en ése concreto decidí experimentar con Las Niñas. Yo soy fanática de O'funkillo y ellas eran sus coristas… ¡Me volvían loca! Tuve suerte porque se convirtió en otra experiencia básica para mi desarrollo personal e incluso emocional (y por supuesto profesional). Fue alucinante… En cuanto a los puristas, pues los entiendo y los respeto, y pienso que su papel es fundamental, pero yo soy gitana, no hago flamenco.

-Desde 2009 trabaja sobre todo con Tucara junto a Andreas Lutz, ¿cómo nació el proyecto? ¿Se fijaron alguna clase de límite en lo que se refiere a la fusión de flamenco y funk? ¿Se entienden bien los dos palos musicales?

-El proyecto Tucara nació, de nuevo, de las ganas, de la alegría de enamorarse, como cuando se siente sin ningún control, y, por supuesto, del empujón que te da la vida para seguir haciendo lo que te gusta. No me gustan las etiquetas, pero creo que hacemos una música sureña y muy cercana... Es cierto que hay jazz, hay funk, flamenco; se huele a Brasil y a unas cuantas cosas más, pero me perece algo natural y creo que como mejor suena es llamándola "música sureña".

-Tucara le puso sonido a la campaña internacional de turismo de Andalucía con No puedo quitar mis ojos de ti. Me imagino que debe ser bonito representar a tu cultura en todo el mundo con tu propia voz.

-Pues fue una locura. Ya no sólo por lo bien que lo pasamos creando y grabando el tema, sino porque es maravilloso que alguien te relacione con Andalucía nada mas oír tu voz.

-Hace un año estuvo en El Puerto con Octavio Kotán y ahora vuelve de nuevo.

-Cádiz es mágica, me encanta volver.

-Pero parece que al final no actuará con él en la sala Milwaukee y que habrá alguna sorpresa. ¿En qué consistirá el concierto?

-En este concierto vamos a ofrecer un repertorio rigurosamente elegido... Romántico y soñador. Vienen Álvaro Gandul al piano y Paco Vega a la percusión. Haremos algún estándar de jazz entre otros temas, y hay una colaboración especial y exquisita, la de mi padre Manuel Molina.

-Para terminar, ¿qué espera del concierto del jueves?

-Esperamos que os guste mucho y disfrutar nosotros también, que es de lo que se trata.

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