Cultura

De ida... y vuelta

CAMBIAR el recurrente nombre de Centro de Arte Reina Sofía por el de Espacio de Creación Contemporánea - ECCO - ha sido el primer logro de Lorena Benot al frente de esta institución artística que, estamos seguros, con un poquito de ayuda económica y mucho apoyo, puede llegar a convertirse en todo un referente cultural para la ciudad de Cádiz. Se trata de un espacio moderno con infinitas posibilidades museológicas y abierto a todas las circunstancias que intervienen en la moderna creación artística. Un espacio que nace en medio de los acontecimientos del Bicentenario y que, lejos de querer adoptar formas utópicas que no conducen a nada - sólo estúpidos brindis al sol -, va a ser estación de paso de sensatas muestras que no hipotequen absolutamente nada de la maltrecha economía de una ciudad. Eso es lo que pretende la joven directora y lo que se nos anuncia con acertado criterio y con absolutas posibilidades de éxito. Para juegos malabares, equívocos y realidades imposibles ya están otros con sus impostadas sugerencias foráneas. El tiempo impondrá su potestad y dictará sentencia. Por lo pronto tenemos un espacio con muchas buenas perspectivas y tres felices exposiciones, a las que debemos acudir con la mentalidad abierta y pensando que la creación artística no tiene nada más que muchas miradas a las que hay que dotar de un sabio, serio y acertado acomodo. Puede que el nuevo espacio expositivo sea un revulsivo para que lo artístico tenga los limpios horizontes que la ciudad y su gente se merece.

El nuevo espacio se ha inaugurado con una muestra importante, muy importante, que llega de una de las colecciones de arte contemporáneo más significativas que existen en España., la colección BANKIA, antes Caja Madrid. Para la ocasión, se han escogido veinticuatro proyectos artísticos provenientes de los Certámenes y Becas "Generación", que la entidad crediticia ha venido realizando a lo largo de estos años y constituyendo una parte de los trascendentes fondos de Arte Contemporáneo que posee la institución que actualmente dirige Rodrigo Rato. Se trata de una serie de proyectos de artistas latinoamericanos y españoles, a los que une, además de una inclinación absoluta hacia las abiertas parcelas del Arte más inmediato, el pertenecer a una misma generación artística y cronológica - todos, menos uno, han nacido en los años 70 del pasado siglo- y, por tanto, gozan de parecidas creencias estéticas; estando todos en general muy distantes de esa plástica adocenada y fuera de lugar que, todavía, encontramos sin demasiados gestos para que adopte una nueva realidad.

La exposición transita - nunca mejor dicho - por el concepto de viaje; una metáfora plástica por la que los artistas intervienen espacios escénicos con la memoria, las vivencias íntimas y personales, el transcurrir de la existencia, el acto de viajar, de deambular, de reconocer un paisaje, de la mirada que aprehende un lugar mediato o inmediato, de la ciudad, sus elementos y sus infinitas circunstancias - urbanas, sociales, humanas… - que suponen, a su vez, el inicio y el fin de un periplo vital, con lo humano desarrollando e imponiendo los límites de un viaje de ida y vuelta que comienza en la persona, continúa en el entorno - cercano y lejano - para volver a empezar en una espiral de arbitraria duración.

María Rubio, Matías Costa, Patricia Esquivias, Francisca López y Dídac P. Lagarriga proyectan viajes internos, con la memoria dejando fluir infinitas sensaciones que transportan por los recovecos de una existencia con muchas presencias y también muchas ausencias.

Carolina Silva, Felipe Barragán, Fernando Rubio Ahumada, Pilar Barrios, Juan Linares y Erika Arzt, Tatiana Donoso, David Bestué y Marc Vives y el jerezano Juan del Junco mantienen vivo el concepto de tránsito, de acción, de recorrido discursivo que plantea el deambular cotidiano o aquel que se encuentra sumido en los territorios de la memoria.

Carolina Belén Martínez, Loidys Carnero Pineda, Eva Miquel, el alemán afincado en España Philipp Fröhlich y Regina de Miguel desarrollan la idea del paisaje como evocación de un viaje que puede haber tenido lugar o haberse estancado en las estancias de la memoria.

Juan Margolles, Sergio Belinchón, Hisae Ikenaga, Ana Marcia Varela y Leonardo Villela, Christian Bagnat y Manuel Vázquez Fernández ponen punto final al hilo conductor del hipotético viaje de ida y vuelta, centrándose en la ciudad como esquema existencial que asume la entidad física y emocional de ese transcurrir posible o imposible.

Una exposición que marca un discurso muy bien construido, que asume una nueva filosofía estética y que plantea los infinitos límites de un arte patrocinado desde los postulados extremos de una plástica llevada a cabo con los variados intereses del Arte Contemporáneo. Una muestra idónea para la inauguración de este Espacio de Creación Contemporáneo que contó, además, para el acto iniciático con la videoinstalación del gaditano Pablo Fernández Pujol, que llenó de magia efímera la fachada del Centro de Arte, banderín de enganche hacia una nueva realidad artística beneficiosa para todos. ¡Larga vida!

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