Flamenco

La incesante creatividad de Morente

  • A la publicación de su disco en directo suma el trabajo sobre el poema "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías"

Cualquiera que lo conozca sabe que Enrique Morente es de natural inquieto. Su discografía, aunque no solamente, puede ser una buena muestra de ello. En tan solo el periodo 1999-2009, el cantaor ha firmado cinco discos a su nombre, amén de producir los de su hija Estrella y otros trabajos. En el último tramo de la pasada década, esa actividad quedó marcada por el rescate de su disco de 1996 Omega, que primero se puso a la venta en la red y luego se terminó reeditando en 2009, tras pasearlo el año anterior por escenarios del país tan diversos como Barcelona (Primavera Sound), Benicassim (FIB), Vitoria (Festival de Jazz) o Alcalá de Guadaíra (Vaivenes Flamencos). Un año antes, había publicado otro de sus discos más experimentales, Pablo de Málaga, con textos del pintor. Tras esos trabajos, Morente había expresado su deseo de hacer un disco de cante tradicional y, finalmente, lo hizo. A finales del pasado año vio la luz Morente, flamenco en directo, un recopilatorio confeccionado con grabaciones de recitales, más el extra de una nana interpretada en familia.

La mencionada grabación nos devuelve al Enrique que pueden conocer los que lo han podido escuchar en cualquiera de sus actuaciones. Un cantaor que es a la vez un gran aficionado, muy largo de conocimiento, y que trata el cante con mimo y bajo dos premisas fundamentales: el respeto a los patrones de los maestros que transmite y la búsqueda de la impronta personal que siempre lo ha caracterizado. Los cortes que se han seleccionado van de 1992 a 2008 y han sido registrados en diferentes formatos, desde un sencillo cassette a un revox de 4 pistas. Precisamente, son los que pertenecen a Cádiz, una actuación suya en el Gran Teatro Falla de 1992, los de formato más rudimentario, pero -con los métodos de limpieza de hoy día- casi no se nota. Habrá quien recuerde esa actuación de Enrique en la capital, porque fue durante el transcurso de la Gran Regata que se celebró aquel año y dentro de las nutridas programaciones del V Centenario, con lo que -si uno no recuerda mal- en esa actuación, que creo que fue reseñada en Diario de Cádiz, nos vimos cuatro gatos. De ella se han escogido la malagueña chaconiana y una granaína que interpreta escoltado por Juan y Pepe Habichuela. El segundo lo vuelve a acompañar en cuatro ocasiones más en este disco. Dos de ellas pertenecen a una actuación de 2003 en el Auditorio Manuel de Falla de Granada y, curiosamente, se trata de dos tandas distintas de soleares. La primera, la "de los cañavelares", es de corte gaditano, atribuidas a Paquirri, y la segunda, "del Pilarico", aunque más melódica, mantiene similar patrón clásico. También con Pepe interpreta unos fandangos naturales que dejan el sello de la casa, y unas alegrías grabadas más recientemente, en 2008, en el Palacio Carlos V de La Alhambra. Pero el que nos transmite al Morente más actual es el recogido también en 2008, en Cartagena con las guitarras de David Cerraduela y Paquete, la percusión de Bandolero y buenas palmas y coros. Se trata de los tangos que últimamente hace en sus actuaciones y en las que mezcla tercios de su cosecha, unos más antiguos y otro más modernos.

Existen dos cortes en el disco que merecen un apartado especial y, más que nada, porque cuando se escuchan hacen que te detengas obligándote a poner atención. Los dos están grabados en el baño árabe de El Bañuelo, en Granada, y cuentan con la guitarra de Rafael Riqueni. Uno de esos cortes es la serrana que aprendió del maestro Pepe de la Matrona y que el cantaor dice de forma cuidada, casi hablando, con un aire rural que le otorga una belleza primitiva. No le van a la zaga los tientos que dedica a Sernita de Jerez, cuyas melodías nos retrotraen un tanto a los años de los festivales de verano del pasado siglo en los que tanto se interpretaban. Y como casi todo el mundo sabe, porque es lo que más se ha radiado y escuchado, el disco se completa con una nana que es ejemplar producto de la factoría Morente. Y no es solo porque en ella hagan coros sus hijas Estrella y Soleá y hasta sus mismos nietos. En esta nana, que paradójicamente parece dedicada a la madre, Enrique vuelve por los caminos experimentales de Omega, con sus palmas por bulerías y contraponiendo esta vez sus coros oscuros frente a los de las voces blancas infantiles. Todo ello con una melodía tomada de la marcha Amargura de Font de Anta. Como ocurre que con esta grabación de flamenco en directo, Morente ha vuelto a grabar con una multinacional, Universal, no he tenido la oportunidad de tener físicamente el susodicho disco (vamos, que no me ha sido distribuido). Pero hasta donde he podido escuchar (que medios y legales los hay), la nana se ofrece en dos versiones, la corta para radio y la completa, de diez minutos, abriendo y cerrando el disco.

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