La obra ‘La flauta mágica’, integrada por un elenco de voces españolas, cerrará la XX Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga. El viernes 26 y el domingo 28 de junio subirá el telón un montaje del Teatro Villamarta con producción musical del Cervantes que dirige el maestro Lorenzo Ramos, en un doble ‘bautizo’, ya que es la primera vez que dirige una de las óperas del ciclo del que se encarga desde hace un año y significa también su estreno en una pieza que conoce “desde pequeño” y que es “una obra maestra no sólo de la música, sino del arte en general, comparable a la Gioconda o a la Capilla Sixtina”, resaltó a los medios.

En Málaga se verá “una original y fiel versión” escénica del director general de la Fundación Teatro Villamarta, Francisco López. Así, para hacer más accesible al público la comprensión de la trama, las partes habladas de este ‘singspiel’ de dos actos se escucharán en castellano.

El director musical destacó la “alta calidad” de los solistas, entre los cuales hay un cordobés, el bajo Francisco Santiago (Sarastro) y dos malagueños, el tenor Gerardo López (segundo sacerdote) y la soprano Amanda Serna (segunda dama), que debuta en Málaga y en el Teatro Cervantes con esta actuación, y también reseñó la profesionalidad de la Orquesta Filarmónica de Málaga, que se hizo con la partitura “al instante” y con escasos ensayos.

‘La flauta mágica’ “es una ópera muy difícil de hacer escénicamente, por esa dualidad de escenas naïf, infantiles junto con otras de gran gravedad que abordan temas humanos transcendentales”, explicó el escenógrafo Jesús Ruiz. “En la obertura, unos niños llegan a un salón en el que hay un teatrito cuyos elementos van cobrando vida”, reveló Ruiz sobre una fábula que van contando escénicamente con un lenguaje visual barroco y preciosista.

‘La flauta mágica’ es una producción absoluta del Villamarta, en coproducción con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Se estrenó el 30 de mayo, 1 y 3 de junio de 2007, en el Teatro Villamarta de Jerez. Entonces, López, ya adelantó que este montaje “es algo más que un cuentecito, es unade las grandes sorpresas que ofrece la obra, que tiene una complejidad absoluta y aunque con gran valor simbólico, es una ópera que se estrenó para el pueblo, en un teatro popular de Viena, el 30 de septiembre de 1791, y 200 años después sigue funcionando como una ópera tremendamente popular. Para continuarla, hemos intentado recuperar las claves de la obra, que sea un espectáculo pero insistiendo en los valores simbólicos e ideológicos”.