Ni una vuelta al ruedo, ni nada que la justificara, en la corrida de ayer en Burgos, de toros inexistentes, como la rivalidad entre El Cid y Talavante en un mano a mano de timo.
Se han jugado cinco toros de Albarreal y un sobrero de Concha y Sierra lidiado en sexto lugar al ser devuelto el cuarto, de este misma ganadería. Corrida sospechosa de pitones. Y mansa, y floja. Un bodrio.
El Cid, ovación, silencio y aviso y división al saludar. Alejandro Talavante: silencio, silencio y silencio tras aviso.
Otro esperpento de corrida, convertida en mano a mano al no poder comparecer Castella, herido días pasados en Algeciras. ¿Un mano a mano Cid-Talavante, a cuento de qué? Ni El Cid ni Talavante, que se sepa, están en ninguna guerra de uno contra otro. Sin desmerecer a ninguno de los dos, ambos están como mucho para torear en terna. Y punto.
Pero cualquier otra posibilidad que no fuera el mano a mano fue rechazada por los apoderados , conformes en llevárselo. Y, por donde, en el castigo han llevado su penitencia. A lo mejor todo se hubiera arreglado con el aliciente de enfrentarse a una corrida de toros hecha y derecha. Un fiasco de toros. ¿Los más baratos que hay en el campo? La empresa siembra vientos y recoge tempestades.
Ejemplo de conducta empresarial responsable, en una plaza cuya categoría es similar a Burgos, la de Almería. Seguro nadie se va a rasgar las vestiduras en Almería por dar cabida el empresario a una corrida de Toros (con mayúscula) de una ganadería que muchas figuras no quieren ni ver en fotografía, pero con la que se asegura la diversión y el entretenimiento gracias a la emoción del toro auténtico como es el caso de los cebadagagos. Por ahí tenía que haber empezado la empresa de Burgos antes de plantearse el bochornoso espectáculo de ayer.
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