Cultura

¿Por qué se mata un lector?

No hace muchos días leí un interesante artículo sobre el escritor norteamericano David Foster Wallace -la gran promesa de la literatura norteamericana a comienzos de este siglo- y que se quitaba la vida en el año 2008. Ello me llevó inesperadamente a un libro que tenía en casa, y que se detiene en este oscuro capítulo de la historia de la literatura: "Los escritores suicidas" (José Antonio Pérez Rojo. Uno Edt. 2015). En él se escarba en esa crónica de sucesos, en la que los protagonistas son escritores que por uno u otro motivo decidieron poner fin a su vida, dejándonos en algunos casos un halo de misterio tras su desaparición terrenal -Larra, Mishima, Zweig, Plath, Kennedy Toole, Virginia Woolf, Cesare Pavese, etc.-. El autor, psiquiatra de profesión, deja caer algunas preguntas una vez llegamos al final de su obra: ¿tienen aquellos que se dedican al noble arte de escribir una proporción mayor que el resto de los mortales a inclinarse por el suicidio? ¿Ser escritor es una profesión de riesgo? Bueno, es conocida la frase anónima de que "el único riesgo del poeta es el suicidio", como recordaba Héctor Abad en su artículo ¿Por qué se mata un escritor? (El País). Aunque ni uno ni otro pueden llegar a ser concluyentes en su explicación final, Pérez Rojo si sentencia con convicción que "los hombres crean porque se saben incompletos, inventan para llenar esa carencia. Los más radicales, los que se atreven a meter el pie en la hoguera y removerlo, tienen un riesgo mayor", y finaliza "el viaje de la creatividad es azaroso. Se necesita una estructura interior fuerte para que el viaje pueda ser de ida y vuelta, no solo de ida". Al hilo de esta lectura no he podido evitar "darle la vuelta a la tortilla", y preguntarme sobre los lectores. Sí, preguntarme si tras el suicidio de muchos personajes célebres llegados a la cúspide en los más variados campos profesionales, personajes de los que era también muy conocida su pasión por la lectura, si no estaría tras su decisión de abandonarnos el no haber podido soportar la lectura de un mal libro? Ramón Clavijo Provencio

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