Obras del mejor arte contemporáneo, de artistas como Tápies o Miquel Barceló impactan aún más instaladas en un marco tan señorial como el palacio de Villavicencio, del siglo XVII: la tarima y antigua del suelo, las arañas en el techo, las molduras de las paredes... un continente con el que se corría el riesgo de que se 'comiera' el contenido, pero no ha sido así, sino todo lo contrario, porque en este contraste también reside buena parte del encanto de esta muestra.

Hasta el día 21 del próximo mes de junio la Fundación Aena ha traído a Jerez una destacada selección de las obras de su colección de arte contemporáneo. La muestra consta de 64 piezas originales en la que figuran esculturas, pinturas, murales, ilustraciones y obra gráfica de los principales autores españoles contemporáneos.

Hay esculturas de Alberto Sánchez, Venancio Blanco, José Planes, Miguel Navarro, Pello Irazu y Manolo Paz. En el apartado de pintura encontramos 28 cuadros, óleos sobre lienzo la mayoría, de artistas como Tápies, Barceló, Carmen Laffón, Óscar Domínguez, Palazuelo, Broto, Soledad Sevilla, Gordillo, Uslé y el chileno Roberto Matta. También merecen destacarse las ilustraciones de Antonio Murado, Jorge Galindo y el portugués Pedro Calapez, así como una serigrafía en gran formato sobre cobre realizada por Cristina Iglesias. Este conjunto ofrece la posibilidad de contemplar simultáneamente obras de 36 autores contemporáneos, en su mayor parte de las últimas décadas, en cuya producción están presentes los estilos más variados y las técnicas más recientes, desde el realismo y el naturalismo hasta el conceptualismo y la abstracción en sus más diversas manifestaciones.

En la inauguración de la exposición ayer estuvieron delegada municipal de Cultura y Fiestas, Dolores Barroso, la directora gerente de la Fundación Aena, Pilar Cimarra y la directora de Conservación de la exposición y comisaria de la Muestra, Maria de los Ángeles Imaña. Esta destacó que "no es una muestra itinerante que procede de otra sala de exposiciones, sino que vinimos a conocer el palacio de Villavicencio, sus salas y sus características. Después de eso elegimos pieza por pieza cuál creíamos que era la más representativa de la exposición".

Barroso, que definió la exposición como "certera y muy pensada" expresó también su intención de dedicar un espacio al arte contemporáneo en el convento de Santo Domingo.