Cultura

La orquesta de hombres buenos

  • Niños y niñas en riesgo de exclusión social de la Comunidad Sagrada Familia de Lima afrontan el reto y crean un grupo musical gracias al esfuerzo y la solidaridad · Estos días están de gira por la provincia

"La música hace hombres buenos". Lo sabe Miguel Rodríguez, director de la institución Comunidad Sagrada Familia de Lima (Perú). Allí es el 'padre' de 830 'hijos', que realmente sí ven en él a un padre. Uno de ellos es Kelvin Mariano do Santos, de 17 años, huérfano, el mayor de cuatro hermanos, amante de la música, guitarrista, cantante y futuro doctor. Llegó a este centro con las escasas esperanzas de ser algo en la vida, de romper con la 'ley' de su país de que los que están arriba, siempre están arriba, y los que están abajo, pues ahí se quedan. No teme a los retos, como tampoco se amilana ante un escenario.

Kelvin también es uno de los niños integrante del grupo musical que ha formado la Comunidad, que ahora visita Andalucía para ofrecer conciertos solidarios con el fin de recaudar fondos y alimentos que irán destinados íntegramente a esta institución. Estos días están de gira por la provincia, antes de marcharse a Córdoba, Málaga... Ayer actuaron ante una abarrotada Sala Paúl y hoy lo harán a las 17.30 horas, en Puerto Real, en el colegio La Salle al que se podrá asistir a cambio de 2 euros y alimentos.

"El objetivo de esta Comunidad es que los niños tengan una educación tanto espiritual como formativa muy sólidas, en un país en el que la crisis no es momentánea, es constante. Y tenemos que tratar de hacer hombres buenos y la música hace hombres buenos. Les permite navegar en un mundo de esperanza, que la perdieron cuando perdieron a sus padres y que intentamos que renazca a través de la música", cuenta Miguel, antes de la actuación.

La orquesta nació hace dos años cuando los chicos tocaban aún instrumentos muy pequeños. La Comunidad recibió la propuesta de un amigo, el cantautor Gianmarco Zignago, ganador de un Grammy Latino, para que los jóvenes formaran un grupo serio, ya que muchos de ellos querían aprender música. "Recibimos su ayuda y poco después la de Madre Coraje, que nos facilitó instrumentos en condiciones. En la Comunidad ya son más de 50 los chicos que tocan música, que han aprendido gracias a un profesor voluntario", especifica Miguel. Fue entonces cuando un empresario español de las líneas aéreas 'Lan' les propuso un reto: si el proyecto seguía en serio, les ofrecía pagarles los billetes para venir a España a tocar. Dicho y hecho.

Cada uno de los chavales es capaz de tocar cinco instrumentos, cantan, bailan, leen partituras. De hecho, ya han grabado dos discos en los que se toca todo tipo de música, como rock, disco, folklórica peruana, latinoamericana, hasta un sevillana, y el novedoso ritmo de protesta ecológica, "que es una mezcla de balada con baile peruano, con letras escritas por los chavales, que denuncia la situación de injusticia del planeta". Miguel Rodríguez agradeció su dedicación a las ONG 'Madre Coraje', 'Zapallal', a Jorge Vilches (de 'Lan'), y a todas las personas que han colaborado en hacer realidad este proyecto, además de hacer crecer la Comunidad, "porque han confiado en nosotros, en estos niños, sin saber siquiera quiénes éramos. Estamos alucinados y desde luego, ahora devolvemos con cariño, a través de la música, toda esa entrega". La Comunidad tiene ahora un nuevo reto: la creación de una Orquesta Sinfónica.

Juan Álex, de 16 años, es compañero de Kelvin, aunque todos le llaman cariñosamente Felipe, por el cómic de 'Mafalda'. Toca también varios instrumentos y está en la orquesta desde el principio. Está satisfecho de visitar nuestro país, donde ha encontrado "una realidad diferente", con todos sus compañeros, "que son como mis hermanos".

Es la primera vez que estos músicos visitan España. Un país en el que han descubierto "otro mundo". "Me asombró mucho que las personas que tuvieron un alto cargo en un momento de su vida, ahora sean solidarios, como hacen los voluntarios en Madre Coraje. En mi país no se ve eso. Esto me llenó de lágrimas porque dan su tiempo a personas que ni conocen, como a mí", subraya Kelvin, emocionado, que asegura que a pesar de las circunstancias de cada uno, como la suya, "el amor lo puede todo".

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