Cultura

El poder de la determinación

  • Documentos TV estrena hoy 'El viejo loco que movió las montañas', un documental sobre el activismo en China, realizado por los gaditanos Diego Torres y Antón Calderón

Trailer de 'El viejo que movió la montaña'

Cuenta una antigua leyenda que hace muchos siglos un anciano que vivía entre las montañas Taihang y Wangwu convenció a su familia para mover las imponentes moles de piedra que impedían su acceso a un río cercano y aunque sus vecinos se reían de él, y hasta su propia esposa llegó a dudar de su empresa, el anciano, ayudado por sus hijos y nietos, no desistió en su empeño de cavar y picar piedra durante meses y años hasta que llegó el día en que su concienzuda labor llamó la atención del soberano celestial que mandó a dos dioses a la tierra para, por fin, mover las montañas. "Esta historia habla de la fuerza de la determinación y de cómo una misión que, en principio, puede parecer imposible lleva a dar frutos gracias al sacrificio y a la voluntad de no desistir", explica Diego Torres sobre la fábula El viejo loco que movió las montañas que se convierte "en el pegamento" que une "las cuatro historias" que el periodista gaditano cuenta, junto al realizador también gaditano Antón Calderón, en un documental que nos adentra en diferentes aspectos del activismo en China y que se estrena esta noche en el programa Documentos TV.

El viejo loco que movió las montañases un acercamiento a la lucha de cuatro activistas chinos, Zhang Zhiru, Dashi, Hu Jia y Deng Fei que trabajan en su país por mejorar los derechos laborales, las condiciones medioambientales, la democracia y la pobreza o la desatención de los más pequeños en las zonas rurales, respectivamente. Cuatro historias "de esperanza" dice Torres que conoce bien un territorio en el que ha vivido durante cinco años como corresponsal en Pekín, principalmente, para El Mundo.

"Por mi trabajo ya conocía algunas de las historias que tratamos en el documental y la verdad que desde hacía tiempo me apetecía trabajar con un amigo de la infancia que es realizador, Antón Calderón, así que a finales de octubre de 2014 él viajó a China donde yo estaba desde 2009 y nos pusimos manos a la obra", explica el periodista que, junto a Calderón, filmó "lo más rápido posible y de forma clandestina para evitar problemas" una historia "desde un ángulo bastante original" porque "habitualmente la información que nos llega sobre el activismo y la disidencia en China siempre tiene que ver con encarcelamientos o desapariciones de activistas, que es cierto, porque el régimen somete a la sociedad civil a una fuerte represión, pero queríamos contar las historias de gente que está trabajando allí y que, cada uno a su manera y con sus métodos, están consiguiendo cosas, consiguiendo victorias para la sociedad civil gracias a las cuales China es más habitable que hace 2 o 3 años".

Y es que tanto Torres como Calderón no pierden de vista que desde el ascenso al poder del actual presidente de la República Popular China, Xi Jinping, "se han dado muchos pasos atrás en el terreno de los derechos civiles aunque, afortunadamente, en estos últimos años se están dando algunos avances gracias a activistas como los que aparecen en nuestro documental", explican.

De esta forma, aunque son muchas "las líneas rojas" que marca el actual gobierno -"hay asuntos como la independencia de Tíbet o manifestarte abiertamente contra el régimen dictatorial, por ejemplo, que si los tocas vas directamente a la cárcel"- los documentalistas han puesto el foco "en las zonas grises", tilda Calderón, "en las grietas que deja el sistema y que algunos activistas aprovechan para hacer su labor de distinta manera y en diferentes condiciones".

Desde las más duras, como la que sufre el conocido disidente Hu Jia, premio Sajarov de los Derechos Humanos por el Parlamento Europeo, cuya vida transcurre de arresto en arresto domiciliario tras estar en la cárcel durante tres años y medio, hasta la fórmula "que mira más a la cooperación con el gobierno" de Deng Fei que ha logrado "crear una ONG dedicada a la situación de los niños en las zonas rurales que recauda mucho dinero y que se ha convertido en un movimiento muy grande optando por tener una actitud política bastante neutra", valora Calderón.

"En el caso de Dashi -joven ambientalista que funda una ONG en una zona industrial- encontramos a una persona no con mucha conciencia política pero que se está topando con el problema de la corrupción del partido a nivel local. De cómo le ponen problemas a realizar su labor porque las industrias de la zona en la que trabaja están aliadas con los mandatarios locales del partido", relata el realizador que también nos acerca la realidad del sindicalista Zhang Zhiru en un documental donde se quedó una historia en el tintero, la de la feminista Ye Haiyan que fue detenida antes de poder realizar su entrevista para el documental.

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