Cultura

El poderío del Gades romano en un mosaico

  • El 'opus sectile' que se presentó restaurado (siglo II-IV d.C) es único en Cádiz y pudo pertenecer a una rica domus o edificio público

Antonio Ramos, de la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María, muestra el mosaico.

Antonio Ramos, de la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María, muestra el mosaico. / julio gonzález

En la línea imaginaria que atraviesa el barrio de Santa María entre el Teatro Romano de Gades y el punto donde se levantaba el Anfiteatro se encuentra el monasterio de Santa María del Arrabal. El convento abandonado hace ya diez años, "porque las monjas concepcionistas no podían asumir su mantenimiento", sigue latiendo en los esfuerzos que sobre sus centenarios muros, aljibes y claustros vuelca la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María. De su mano, ayer se descubrió recién restaurado -por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez- un mosaico de tipo opus sectile que es único entre los localizados hasta ahora en Cádiz, confirmando la ubicación estratégica de este enclave del siglo XVI -fundado en 1527- dentro del Gades romano. La pieza lucía impoluta en la que fue la ya decandente sala de reuniones del convento, ubicada entre el locutorio mayor y el claustro menor. Una pieza que bien pudo cubrir el pavimento de una de las estancias nobles de una domus de algún patricio importante, el de un edificio público como puede ser un foro o un templo.

Así lo confirmó el historiador Antonio Ramos, vicepresidente de la asociación, que narró las virtudes del hallazgo junto al presidente de la entidad, Antonio Jiménez y otros componentes como Silvia Cano y Juan Fernández. Tras atravesar el claustro, cuya decadencia no oculta el encanto de este pulmón abrazado por arcos y salpicado de naranjos, se accede al espacio donde se localizó, a sólo 49 centímetros del pavimento actual. Fue al hilo de los "trabajos de nivelación de los diferentes suelos en las estancias del futuro monasterio de realojo en la zona conocida como la Casa del Capellán", explica Ramos, en una iniciativa supervisada por la Delegación de Cultura y el arqueólogo José Ignacio Gómez. Si bien, la inversión nunca llegó y las obras de restauración del convento no continuaron.

Entre las novedades que se desgranaron de la pieza figura su datación en la segunda mitad del siglo II a IV D.C., época en la que se empleaban materiales reutilizados, con piezas con molduras labradas en su parte inferior. Un esquema compositivo muy simple a diferencia de la época anterior, donde los dibujos eran de gran complejidad y de formas curvas.

Sobre cada uno de los fragmentos geométricos utilizados se mostró una ficha con el nombre y lugar de procedencia, que en la actualidad estudia Salvador Domínguez, profesor de la UCA, mostrando más de veinte tipos de mármoles diferentes así como su importación de lugares como Grecia,Turquía, Túnez, Argelia o Tortosa, entre los múltiples colores, formas y veteados que presentan.

En total, el pavimento, "que continúa por debajo de los muros sur y este del recinto monacal", mide 2.42 m x 1.19 y la componen un total de 51 piezas de diferentes tamaños y grosores de distinto tamaño.

Un hallazgo único en Cádiz, restaurada por una partida de 2.320 euros, pues hasta ahora sólo habían aparecido en Itálica, Córdoba y Sagunto en toda Hispania, lo que sin duda revaloriza el ya de por sí impresionante Monasterio de Santa María.

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