Cultura

Lo real con una nueva mirada realista

A finales del año 2004, Juana de Aizpuru creó para Sevilla la I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo -BIACS-. Fue una ocasión única para que la tradicional ciudad hispalense se reencontrara definitivamente con la creación artística internacional. La galerista vallisoletana se trajo para comisariarla, nada más y nada menos, que al suizo Harald Szeemann, uno de los máximos expertos en arte contemporáneo del mundo que había estado al frente de la Bienal de Venecia y de la Dokumenta de Kassel. Entre los muchos artistas que Szeemann llevó a Sevilla se encontraba el austriaco Erwin Wurm; su obra 'Fat house' (La Casa Gorda) fue una de las que más inquietud y expectación levantó entre los visitantes. Se trataba de una gran casa de paredes acolchadas como si fueran de algodón; el grasiento receptáculo no contenía nada, un vídeo permanente recitaba enigmáticas consignas salidas de un coche, también, de una blanda corporeidad. En la obra, entre otras circunstancias, subyacía una fuerte carga social y de denuncia sobre la obesidad existente en los ciudadanos de algunos países civilizados.

Como no podía ser de otro modo ni en otro sitio, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta la que es la primera gran exposición de Erwin Wurm en España. De nuevo hay que acudir al espacio museístico malagueño para contactar con uno de los grandes artistas internacionales. Para esta ocasión, el CACMálaga se viste de gala. El espacio central del antiguo Mercado de Mayoristas se ha llenado con una espléndida casa; una casa construida en todos sus detalles y que contiene los habituales elementos de cualquier vivienda. Lo original de la construcción es que no pasa de un metro de anchura. En esa estructura se desarrolla toda una estancia cotidiana con todo aquello que se necesita hoy en día para tener una existencia cómoda y moderna y, como era de esperar, todo reducido a su máxima estrechez. 'The narrow house' (La Casa estrecha) es una gran escultura realista o si se quiere una gran instalación realizada con elementos cotidianos; una tendencia artística de los años ochenta de la anterior centuria por la cual los objetos del entorno son elevados a la categoría artística. Con ella, Erwin Wurm da un paso adelante en la estética pop. En este caso, dicha casa patrocina una nueva dimensión dentro de lo real; un estado nuevo cargado de ironía, de transgresión, de complicidad e, incluso, de denuncia social. Aquella casa gorda de la Bienal de Sevilla se ha convertido, ahora, en una casa anoréxica. De nuevo, lo real asume el protagonismo de la propia realidad; el arte se convierte en trasunto de un espacio existencial.

Junto a esta espléndida y espectacular pieza, la exposición cuenta con una serie de objetos sacados del entorno y convertidos en piezas artísticas. El artista austriaco vuelve a transgredir la realidad, a dotarla de un nuevo sentido y a cargarla de compromisos artísticos.

La muestra de Erwin Wurm en Málaga se completa con una serie de esculturas, a modo de edificios, que el artista distorsiona conscientemente y deforma en un juego interesado de manifestar el proceso constructivo-destructivo y que, el artista, verifica en un vídeo que relata el propio desarrollo destructivo.

Muy buena exposición la que hemos contemplado en el Centro que dirige Fernando Francés y que nos conduce por la obra personalísima de uno de los grandes artistas europeos del momento. Se trata de la nueva escultura realista, esa que convierte lo real en un sistema ilustrativo de mediatas circunstancias.

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