Desde la Castellana

Por el trabajo del próximo jueves 29

POR edad, y por circunstancias que no vienen al caso, espero que el próximo día 29 no tenga grandes cosas que hacer, pero voy a realizar un pequeño esfuerzo para acumular en ese día todas mis tareas. Entre ellas, por ser jueves, me dedicaré a escribir el artículo correspondiente al próximo viernes. Será mi particular, y por otra parte inútil, manera de testificar  mi desacuerdo absoluto con la convocatoria de huelga general que han realizado los sindicatos para el próximo día 29, jueves. La convocatoria reza que se trata de protestar por la Reforma Laboral que ha aprobado el Gobierno y que, según dicen, afectará a la clase trabajadora y va a menoscabar los derechos conseguidos por los trabajadores.

Si fuera así, aún me lo pensaría. Primero, porque esta sociedad, en constante cambio, ha evolucionado bastante poco en el mundo de las relaciones laborales. Y además, porque siempre he sentido envidia de la regulación laboral en las condiciones de trabajo que regían en otros países que siempre han funcionado mejor y por delante del nuestro, por ejemplo en Alemania. Siempre ha estado por delante, hasta en los momentos en que los sindicatos se echaban a la calle y aquí no se movía ni una pluma, acogotados ante el poder político y las fuerzas del orden. Me atrevo a pensar que los sindicatos ven en la Reforma Laboral y en los pasos de este Gobierno el comienzo de su propio declive. Ya le quitaron el 20 por ciento de las subvenciones que el Estado aporta a patronal y sindicatos, cuando deberían haberle quitado hasta el 80 por ciento, pero las medidas no tardarán en llegar y será cuando se sabrá si los Méndez, los Toxos y los Trillos de turno siguen teniendo la ‘sopa boba’ por el sólo movimiento de la protesta.

 Se da la circunstancia, en lo que concierne a nuestra tierra, que acabarán de celebrarse las elecciones autonómicas del 25 de marzo. Y es seguro que del resultado de las mismas dependerá bastante el éxito o el fracaso de la convocatoria en Andalucía de esa huelga general. Si el PP consigue esa mayoría absoluta, tan anhelada por muchos, a los tres días no serán muchos los sindicalistas que anden con euforias aunque intenten tapar su derrota electoral con una gran convocatoria de movilizaciones y gran cantidad de lo que llaman ‘piquetes informativos’. Si la izquierda más radical, los votantes de IU y sindicalistas de CCOO llegan a tocar pelo en las elecciones del 25, es probable que esa euforia se desate el 29 para tratar de poner de manifiesto lo que nos espera en los cuatro años venideros.

 Creo con absoluta sinceridad en lo declarado en la Constitución española de que sindicatos y patronales son instituciones convenientes y necesarias para el normal discurrir de la democracia y para mantener la paz social y el desarrollo normal de la vida productiva. Lo que no se especifica en la Carta Magna es el ‘modus vivendi’, operatividad y sustento de estas instituciones. Pero sin que los demagogos se nos echen encima, creo que va siendo hora de que estas cosas se regularicen y se hagan públicas. Que los empresarios tienen cuestiones comunes que defender es evidente, y que cuantos más empresarios se aglutinen en torno a sus intereses, más fácil será esa defensa. Por eso los empresarios deberían pagar sus cuotas y descontarlas como gastos dentro de sus cuentas de resultados. De la misma manera pienso de los sindicatos, cuantos más afiliados tengan más capacidades tendrán de defender sus derechos. Pero ni unos ni otros deben seguir nutriéndose a costa de mis impuestos, que son esenciales para atender otras necesidades muy perentorias de nuestra sociedad, y no para hacer huelgas generales.

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