Lectores sin remedio

Otra vez la costa

En la pequeña historia de los viajeros románticos por la provincia de Cádiz, que alguna vez hemos traído a esta página, hay algo evidente: el poco interés que parecían sentir, a la vista de los testimonios conservados, por la costa. Todo lo contrario de la atracción que sobre ellos ejercían ciudades como Cádiz y, también, Jerez, donde eran visitas obligadas las bodegas o el monasterio de La Cartuja. Algunos, sin embargo trazaron otras rutas sobre las manidas que les conducían a las ciudades y nos permiten hoy conocer como vieron el litoral, algo que tanto nos preocupa hoy, lo que además nos permite la comparación de sus testimonios con lo que hoy nos queda de esos paisajes visitados antaño. Así, frente a los acantilados de Roche (paraje hermoso aún hoy, pero en el punto de mira desde hace tiempo de la presión urbanística) Hans Christian Andersen, allá por 1862, estuvo a punto de morir ahogado cuando el vapor en el que viajaba, el 'Paris', tocó un banco de arena mientras el escritor seguramente rememoraba la batalla de Trafalgar, aquella que dio la gloria a Nelson y trajo la ruina a la costa gaditana (en la ilustración acantilados de Conil, cerca de Roche. Pintura original de Gabriel de la Riva). Otro punto que pasó desapercibido para la mayoría de viajeros fue la ensenada de Bolonia, donde sobre una pequeña elevación del terreno se asoma Baelo Claudia, afortunadas ruinas a las que aún cantan los poetas. De la misma manera que Itálica fue lugar de peregrinaje de viajeros decimonónicos, y entre sus piedras cantaron a la futilidad del tiempo, Baelo Claudia, más escondida permaneció ignorada para estos cultos y adinerados visitantes que recorrieron la Península en todas las direcciones imaginables, después de que las tropas napoleónicas dejaran por fin Europa en paz. Hubo a esto que decimos, pocas excepciones, una de ellas la visita del velero de recreo Corsario, de bandera italiana, que comandado por el capitán D'Albertis, allá por 1884 surcara estas aguas frente a la duna y ruinas de Bolonia. Albertis dejaría un libro con su experiencia viajera, un raro ejemplar hoy difícil de encontrar, tesoro para bibliófilos. Tuve la suerte de hojear un ejemplar de la mencionada obra en la biblioteca privada de Don Antonio O. (me permitirán que mantenga la discreción), aunque el hallazgo de un par de cuartillas manuscritas, sin firma y escondidas entre sus páginas, quizás fuera lo más excitante. Su propietario me permitió su transcripción, y aunque no tengo pruebas de la autoría del relato encontrado, nadie me impide conjeturar que fuera el mismo capitán D´Albertis, que años después de su experiencia marinera y ya con un ejemplar de su obra bajo el brazo como obsequio para algún amable anfitrión, volviera a aquellos parajes que tanto le emocionaron dejando, antes de irse, aquellos papeles ocultos en el libro regalado.... ¿Pero qué decía aquel texto manuscrito? Bueno, quizás en otra ocasión me aventure a contarlo.

LIBROS RECOMENDADOS

Los claros varones de España

Hernando del Pulgar. Salvat, 1970

En las ferias de libros de ocasión no sólo podemos encontrar buenas ediciones de bolsillo a precios bastante interesantes, sino también, si se busca bien, de vez en cuando alguna joya bibliográfica, a bajo precio. El libro que aquí comento es una de ellas. Además de ponernos a nuestro alcance un texto ya olvidado de finales del XV, nos lo ofrece en edición facsímil, es decir, copia fiel de la primera edición que se conserva en la Biblioteca Nacional. Pertenece este libro a ese género indefinido de textos-repertorios en este caso de hombres ilustres (hay también de mujeres: 'Las virtuosas e claras mujeres de Castilla', de D. Álvaro de Luna), que a lo largo del siglo XV extendieron su fama ya fuera por hechos de armas, ya por su religiosidad, ya por su propio prestigio personal o familiar. Repertorios en los que los lectores de hoy encuentran sobre todo información, y los de antaño, lección. J.L.R.

Romances de Señoras

Ed. de Isabel Segura. Alta Fulla, 1981.

También en edición facsímil se nos presenta esta selección, a cargo de Isabel Segura, de romances de ciegos o pliegos de cordel que tienen como temática común a la mujer. Una antología de textos, distribuidos en tres apartados (costumbres, mujer ideal y trabajo y educación), a través de los cuales podemos conocer a la mujer de los siglos XVIII y XIX. Los romances de ciegos constituyen todo un género literario de carácter popular que gozó de gran predicamento en los siglos pasados y que ahora nos sirven para analizar las costumbres y sucesos de aquella época. Desfilan por estas composiciones, que se recitaban y vendían en plazas y ferias, todos los tipos y relaciones costumbristas, algunos o muchos de los cuales han alcanzado la categoría de universales: el soldado y la criada; las coquetas; las suegras; las solteras, las malcasadas, etc. Como la vida misma. J.L.R.

Bilbao - New York - Bilbao

Kirmen Uribe. Elkar, 2010

Se edita, ahora en castellano, el último premio Nacional de Narrativa (originalmente publicado en euskera), y que nos permite a los castellanos parlantes acercarnos a un texto sorprendente, cuando menos. Y esta última afirmación la hacemos en el sentido más positivo del término. Uribe levanta en este libro una arquitectura literaria basada en la historia de tres generaciones de su familia, y lo hace, pese a su juventud, con un estilo no solamente bello en el sentido formal sino cargado de recursos, mezcla de estilos que es lo que hace de este libro un texto apasionante. Partiendo de un trayecto en avión como se especifica en el titulo del libro, el protagonista nos relata tres historias locales, ligadas a su Ondarroa natal, pero que finalmente nos resultarán al final del viaje, tan cercanas e inolvidables como si nos estuvieran relatando nuestra propia historia. R.C.P.

El baile de la victoria

Juan Antonio Skármeta. Planeta, 2010

Se reedita ahora, aprovechando la versión cinematográfica de Trueba, el premio Planeta de 2003, excelente novela que no se ha traducido precisamente en una excelente película, a pesar de lo engañoso que pudiera parecer la que fuera una de las candidatas de la Academia española para optar a los premios Oscar, lo que finalmente no sucedió. Reeditada por la editorial Booket hace unos años, y ahora por el motivo apuntado, es un libro ciertamente recomendable por muchas razones, entre las que destacaría el humor, más que el sentimentalismo (que es precisamente lo que desequilibra a la película): un fantasioso joven y un escéptico ladrón, al salir de la cárcel conocen a Victoria una bailarina de la que quedarán prendados, iniciándose así la historia de un triángulo lleno de ternura, emoción y, sobre todo, de humor. R.C.P.

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