Las subvenciones a empresas privadas no me gustan. Lo siento. Yo gano lo mío y tú lo tuyo, de manera honrada. Pero no voy a eso. El otro día dije que el fútbol debería irse a economía. Acerté, creo. Se trata de empresas privadas que son utilizadas para remover la conciencia colectiva y transmitir un sentimiento de pertenencia al grupo. Ay, la caverna. Porque tal es ese sentimiento que catalogamos a los equipos como 'los penas', 'los pupas' o 'los graciosos'. Soy fan del apoyo que reciben estos últimos, sobre todo por parte de las administraciones. Claro, hay que aprovechar para caer bien. Cien mil euros es mucho dinero para usted, pero no para la administración que aún así podría gastarlos mejor. ¿De qué le sirve? Ojalá hubiera sido solo ese puñado lo que la Diputación le hubiera regalado a esa empresa privada que tiene un equipo. Ahora es fácil hablar de 100.000 euros. ¿Alguien sabe cuánto costó la ciudad deportiva de El Rosal y por qué hay vallas publicitarias de Diputación allí? Ningún equipo de la ciudad más grande de la provincia tiene ciudad deportiva, ¿por qué? Chirigota.

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