Convendrán conmigo que la práctica de apalear a alguien por el simple hecho de llevar estampada la bandera de su país en la camiseta o en el reloj es algo que sólo pasa en España. Suceden casos cada poco y quienes perpetran los ataques suelen hacerlo al considerar que la bandera (craso error) es propiedad de un sector de la sociedad española. Mostrarse orgulloso de tu país y de sus gentes ha llegado a convertirse en una práctica deriesgo, en una especie de crimen social en esta España donde tanto daño ha hecho lo políticamente correcto, en este país donde hay políticos (que apestan a rancio de lo progresistas que son) que felicitan los ramadanes pero se olvidan de hacer lo propio en las navidades. Estas palizas son delitos de odio y están ahí. Este tipo de delitos son los que más soliviantan el ánimo pues se perpetran porque el otro, simplemente, no piensa ni siente de la misma forma como el agresor.

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