El gobierno local se jacta en una nota de prensa remitida ayer a los medios de la rapidez con la que ha dado respuesta a una reivindicación vecinal para la reparación de un tramo de acera hundido en una barriada. Pero comete un craso error porque, dado el estado de la ciudad, le pueden llover las reclamaciones vecinales para tapar la ingente cantidad de agujeros, desperfectos, deficiencias... que saltan a la vista en cualquier rincón del casco urbano. En el centro o en la periferia, elijan un lugar de la ciudad al azar y seguro que les sale una lista más larga que la carta a los Reyes Magos de cualquier crío. Es para tirarse de los pelos -el que los tenga-, que para una vez que se da respuesta a un problema les falte tiempo para anunciarlo, mientras en otras barriadas se acumulan las demandas tan urgentes o más. Es como los bloques de la Constancia, que las administraciones han decidido al fin arreglar, sólo los que están en estado ruinoso, con ocho años de retraso. Suerte que las cosas graves, lo que realmente se dice graves, no suceden con tanta asiduidad.

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