Los vecinos de la avenida Álvaro Domecq, como recogía ayer este Diario, lo tienen claro: No a la jaula motera. La verdad es que la avenida ha presentado una buena presencia de moteros en estos últimos años, que parece que han retornado desde algunas localidades del entorno que habían llenado sus calles en los días del Gran Premio de España. Lo cierto es que a falta de lucir canas, no tengo apenas recuerdos del 'espectáculo' de los caballitos. Los defensores opinan que si se van a hacer caballitos, que sea en un perímetro asegurado. Los detractores creen que es institucionalizar el 'cafrismo', la actitud cafre. Yo creo que se puede llevar a cabo una motorada que deje claro dónde están los límites, en la integridad física de todos. Evitar accidentes ha costado mucho esfuerzo. La jaula es un atractivo, de acuerdo, pero, ¿de verdad hay que sacrificar la seguridad de esta forma? ¿De verdad los locales de la avenida, los hoteles y demás, mejorarán su facturación gracias a una jaula? Yo creo que no merece la pena volver a lo mismo.

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