Siendo las cosas como han sido en ciertas etapas de nuestra ciudad, resulta sorprendente -y de agradecer- que a nadie del Ayuntamiento se le haya ocurrido realzar el empuje de la zambomba con un macroproyecto de planos y dinerales. Eso sí, no hay que hacer un gran esfuerzo para contemplar en la propia mente cómo habría sido esta lumbrerada de haber existido fondos suficientes. Empecemos, cómo no, con un Centro de Interpretación de la Zambomba, pero no uno humilde y didáctico, sino con recreaciones históricas del concepto desde el punto de vista filosófico, etnológico y/o lingüístico. Luego, por supuesto, una rotonda-fuente que lanzase agua sobre la membrana, representando la necesaria hidratación de la vara. Además, igual que los frontones vascos, seguro que alguien querría construir un recinto, con techos desplegables como de los estadios modernos, donde propiciar la espontánea tradición de la zambomba. Sería el zambombódromo. Y seguro que atrae turistas. Los estudio de viabilidad, que son como las encuestas porque nunca fallan, lo corroborarían.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios